15/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Empecemos como un tiro, como Brad Pitt bajando las colinas de Hollywood en su Karmann Guia por cuenta de Tarantino. Muerte al 5G.

De todo lo que han leído u oído que va a traer la quinta generación, ¿acaso consideran algo verdaderamente revolucionario? ¿Ordenarle al Roomba que se ponga a aspirar media hora antes de que lleguen a casa les parece la repanocha? Venga hombre, si ya era de traca que el vecino del segundo te cantase las maravillas de su VHS programable hace treinta años. No fastidiemos. Revolucionaria fue la lavadora, que quitó a tantas y tantas mujeres de tener que ir al pilón, al de la propia huerta o al de Trobajo en la Era, a dejarse allí las lumbares con la fregadera de la ropa blanca. Y es que, con que las máquinas que ya nos sirven funcionen en condiciones, sobra. De cara a optimizar procesos industriales no digo que no sea útil tan alta conectividad. Pero, ¿el 5G le a va quitar a usted de tener que hacer el baño?

Dicen que en un corto plazo lo que va a suceder también es que vamos a poder proyectar nuestra identidad y nuestras apetencias cuando caminamos por la calle. Yo hace muchos años lo pensaba. Para los tímidos estaría bien poder mostrar, a través de una realidad aumentada, su querencia por otra persona en un lugar público sin necesidad de comunicarlo verbalmente o con gestos. Rollo vas en el bus y a través de tus gafas interactúas con la otra persona y tal y tal. Eso sí parece una revolución. La comunicación mediatizada ‘in praesentia’. Aunque me acuerdo de las notas que nos pasábamos en clase y dejo de considerar esto tan merecedor de reportaje en la revista ‘Wired’.

Novedad agradable es la apertura de Té Kurotaki. Un negocio, no sé si chino o japonés, que hay en la calle Carretas de Madrid y que sirve té verde, negro, matcha, con legumbres varias, crema de queso, regalices y todo lo demás mezclado o agitado y muy fresco.

Así que, adelante a las novedades y al progreso pero muerte al 5G y muerte también a que el móvil me ofrezca todo un catálogo de pirañas y dónde adquirirlas acto seguido de hacer un chiste privado sobre pirañas en la intimidad de mi dormitorio.

P.D. Los que sufren cuando se acaba el asalvajamiento acecinado del verano repasen, para darle carpetazo, el suyo a la vez que el mío. Una fiesta jamonera en Benavides, un baño en cueros en una cala asturiana, un entrecot en casa de mi primo, unas noches alojado en el Palacio de la Magdalena, unas cuantas noches más en tienda de campaña. Y dos reuniones familiares, una festiva y una dolorosa. Amén.
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