Muere Erik El Belga, el hombre que con más arte robó en León

René Alphonse van den Berghe no es otro que Erik ‘El Belga’, el más famoso ladrón de obras de arte del mundo que también cometió numerosos robos en la provincia de León, como él mismo reconocía, y siguió acudiendo con frecuencia a otro tipo de negocios que abordó cuando dejó el robo. Llegó a confesar que la diócesis de Astorga era una de sus favoritas... "incluso para comprar". Falleció en Málaga a los 81 años

Fulgencio Fernández
21/06/2020
 Actualizado a 21/06/2020
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Por una vez, y sin más florituras, todos los titulares de prensa coincidieron a la hora de informar de la muerte en Málaga, a los 81 años, de René Alphonse van den Berghe: «Fallece Erik El Belga, el mayor ladrón de obras de arte».

Y es que lo fue. A gran escala, al margen de tener una de las biografías más inclasificables y singulares, hasta el punto de saltar de ladrón a ayudar a la policía a tratar de recuperar algunas de las obras que él mismo había robado . A la pregunta más repetida, de cuántos robos había cometido solía contestar casi siempre mismo: «Unos 600 asaltos a museos, coleccionistas, anticuarios, ermitas, iglesias... que en piezas serán más de 6.000 obras de arte entre retablos, tallas, tapices, cuadros, orfebrería, libros...».

- ¿Y en dinero?
- Uf. ¡Miles de millones de euros! Sólo por el retablo de Aralar me pagó un coleccionista mejicano cien millones de pesetas del año 1976.

Y Erik tenía cierta querencia a León, reconocía que aquí robó mucho... y compró, según él.

Varios años después ‘de retirarse’ apareció por el Hostal de San Marcos y le concedió una entrevista al ahora director de La Nueva Crónica, David Rubio, al que recibió de una manera sorprendente: «Conocía con pelos y señales el hostal, los escalones que tenía, los pasillos pues me confesó que le habían encargado robar el Cristo de Carrizo (estaba el museo en el edificio del Hostal) y decía que era muy fácil robarlo, pero no se fiaba del comprador».

Le contó a Rubio que no solo robaba, que compraba y tenía cómplices, citando concretamente a dos: «Un cura y un gitano de Mansilla de las Mulas, ellos le decían dónde estaban piezas de valor». También le reconoció que había robado una virgen del pueblo del periodista, de la ermita de Villafrías, que «decía tener en el jardín de su ex mujer. Estuvo a punto de devolverla, pero no fue Erik, ni Rubio, quien se echó atrás para que la devolución fuera un hecho».

Otro periodista leonés que trató con Erik fue Martínez Carrión, pues es uno de los personajes de su novela ‘La cámara de San Sisenando’. En las entrevistas de las presentaciones contaba que «me dejó cautivado, a pesar de saber que estaba delante del mayor delincuente y el mayor ladrón de obras de arte del mundo. Es un jeta, pero simpático y cautivador que te cuenta su historia y que ha sido capaz de evitar la cárcel». Hasta le llegó a proponer robar las columnas mozárabes de un monasterio leonés y colocarlas en el centro de la ciudad como provocación. Al final no quiso... Martínez Carrión.

Todo un personaje, indudable.
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