Muere Antonio Alvarado, el hombre más viejo de España

El que también era el patriarca de la lucha leonesa fallece con 110 años

Fulgencio Fernández
29/09/2022
 Actualizado a 29/09/2022
Antonio Alvarado hablando con gran lucidez en un homenaje a centenarios y en la derecha en una de sus últimas fotografías. | L.N.C.
Antonio Alvarado hablando con gran lucidez en un homenaje a centenarios y en la derecha en una de sus últimas fotografías. | L.N.C.
Cada vez que preguntabas en los últimos meses por Antonio Alvarado, el hombre más anciano de España y el patriarca de la lucha leonesa, recibías una respuesta similar destacando su lucidez, su buen ánimo, pero con un remate obligado, "bien... para su edad".

Claro, sus familiares, las gentes de la residencia de Vegaquemada en la que vivía desde hace unos años o las gentes de la lucha leonesa, de la que también era el patriarca como destacado practicante en su juventud destacaban todos esos detalles de su larga vida pero eran conscientes del "para su edad", que era la nada despreciable cifra de 110 años, lo que le habían convertido en el hombre más anciano de España desde la muerte de otro leonés, Saturnino de la Fuente. Aunque no era el más anciano de España en los dos géneros pues es más anciana Ángeles de la Fuente Campo, que ha cumplido los 110 años en marzo mientras Antonio los hizo en el más cercano mes de julio.

Antonio, que había nacido en Remolina, era un buen hombre que irradiaba tranquilidad, practicaba la conversación sosegada y apostaba por el entendimiento entre los vecinos, algo que puso en práctica en sus años como alcalde de su municipio, Crémenes,  donde fue alcalde entre 1987 y 1996. En un viejo reportaje con otros concejales, rivales políticos también, todos destacaban su espíritu conciliador y su bonhomía, que él atribuía a las circunstancias de la vida que le había tocado vivir, en unos tiempos convulsos, con la guerra civil por medio y que le tuvo presente en diversas batallas, lo que le convirtió en un ferviente defensor del entendimiento y la buena vecindad. "Estuve en el frente en Asturias, Aragón y Teruel... y estuve en la famosa batalla del Ebro y el frente de Gandesa, el de la canción".

"Si de algo puedo presumir es de trabajador", decía en uno de los reportajes cuando iba cumpliendo años, y mezclando sus recuerdos con los de su deporte favorito bromeaba: "No se si tiré a más rivales en el famoso corro de Riaño o tuve más oficios en mi vida, pues desde niño, que fui pastor, me tocó arrimar el hombro, que éramos muchos en casa". El repaso de los oficios — "y no los digo todos"— era realmente largo, "como mi segundo apellido: Fui luchador, que no es oficio pero me gusta decirlo, fue pastor de niño, minero cuando hizo falta en casa, después emigré y fui policía en el País Vasco y al regreso a Remolina, que fui alcalde, que no es oficio pero me gusta decirlo, seguí trabajando en las cosas de casa y también contable para algunas empresas".

Y buena gente. Seguramente una de las últimas noticias que conoció fue que uno de su sangre, Pedro Alvarado, ganó la liga de lucha leonesa en pesados. Sonreiría feliz el patriarca recordando aquellos viejos corros.
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