Morir antes de nacer

La reflexión gira en torno a un tema tabú, la muerte de bebés antes de su nacimiento, después de que este martes se celebrara el Día Internacional del Duelo por Muerte Gestacional y Neonatal

Sofía Morán de Paz
20/10/2019
 Actualizado a 20/10/2019
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El pasado martes, 15 de octubre, fue el Día Mundial del Lavado de Manos, ese que la gente practica más bien poco, a pesar de que previene enfermedades, y evita la trasmisión de infecciones de todo tipo. Las redes sociales de los ‘influencers’ medico-sanitarios de moda (sí, no flipen, que haberlos, ‘haylos’), se llenaron de publicaciones al respecto, informaciones curiosas, y las clásicas recomendaciones sobre «frotar vigorosamente con jabón durante al menos 15 segundos».

Ese mismo martes, se celebró también el Día de la Mujer Rural, con magníficos reportajes en este, y también en otros medios. Historias en primera persona, mujeres emprendedoras, pero de las que emprenden de verdad, mujeres rurales orgullosas, luchadoras y necesarias. Imprescindibles todas ellas.

Y como no hay dos sin tres, el 15 de octubre fue también el Día Internacional del Duelo por Muerte Gestacional y Neonatal, pero de esto, estoy segura que se encontraron más bien poco (o nada) en los distintos medios de comunicación. Un tema tabú, del que nadie habla, y del que nadie quiere oír hablar.

¿En serio se mueren los bebés? Es posible que esta circunstancia les parezca inusual, incluso remota, algo que no sucede casi nunca en un país desarrollado.
La muerte perinatal, que es así como se llama, comprende entre la semana 22 de embarazo y los primeros 7 días de vida del bebé, y ocurre en cuatro de cada mil nacimientos en España (más de 1.500 casos al año), según el Instituto Nacional de Estadística.

Que tu hijo se muera en tu vientre, es uno de los acontecimientos vitales más estresantes y traumáticos que puede vivir una madre, y las circunstancias que rodean todo ese proceso, son absolutamente determinantes. Por eso resulta inexplicable que aún hoy, no exista un protocolo de actuación a nivel nacional para estos casos, una normativa que marque las pautas a seguir, que forme a los profesionales sanitarios de los servicios de neonatología, obstetricia y ginecología. Protocolos que favorezcan un duelo adecuado, el acompañamiento de un psicólogo especializado, medidas que ya hace muchos años que están estandarizadas en otros países, y sin embargo aquí, seguimos silbando.

Muchas de las mujeres que han pasado por ello, hablan de la absoluta falta de información y apoyo. Ninguna ayuda psicológica previa al parto, cuando ya sabes que tu hijo va a nacer sin vida. Lo vas a parir muerto. Pero ningún consejo, ninguna orientación. Gestiones nefastas que te obligan a compartir ingreso y rutinas en las plantas de maternidad, rodeada de llantos de bebés, canastillas y regalos. Un verdadero sinsentido.

La falta de protocolos hace que tampoco haya una valoración psicológica de esa madre, un seguimiento, una terapia, un algo.

Se van a su casa rotas, con los brazos vacíos, y en seguida llegan los comentarios inapropiados de la gente, esos para los que no hay protocolo posible, los «bueno mujer, eres joven, ya tendrás más», o los de «pero si ya tienes dos hijos, no pasa nada».

Claro joder, ¡cómo vas a estar triste por eso, faltaría más!

Es lo que tienen estos tiempos de postureo y redes sociales, no hay espacio para semejantes dramas, hay que pasar página y seguir adelante.

La muerte en sí misma ya es un tabú, algo a lo que nos cuesta enfrentarnos, pero si hablamos de la muerte perinatal, el tabú es doble, porque la muerte llega en un escenario que no le corresponde, ahí donde sólo debía crecer la vida.

Hay que dejar atrás el estigma, y esta desesperante invisibilidad social, hablar, informar, explicar… porque lo que no se nombra, no existe.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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