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¿Moción de censura huera?

21/03/2021
 Actualizado a 21/03/2021
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Luis Tudanca, el ‘baró’ socialista de Castilla y León, sigue reventado con su moción de censura a cuestas para liquidar al PP. Cada hora le pesa más. Le encorva. La idea de mandar a Mañueco a pedir a una de las esquinas de la casi finada Génova 13 le tiene en carne viva. Sin embargo, eso de envidar a la grande con dos sotas y un caballo –que, de momento, le faltan los reyes– suele acabar como aquel jugador de mus del extinto bar Velasco, en la calle Escurial, que apuntaba pero jamás disparaba. No le sonreían las cartas. El parroquiano en cuestión era el vivo ejemplo del ‘burlador’ burlado. Mañana, lunes, en que se debate la moción censora, Tudanca podría acabar como el aludido feligrés. O no.

Y si bien nunca se sabe por aquello de la permeabilidad de Ciudadanos –que serían los de la dinamita–, los más sinceros del espectro ‘sociata’ rematan que lo de Tudanca no es otra cosa que una ensoñación. Y, quizá, hasta una huida hacia adelante. Que, en el fondo, solo intenta acumular ‘devotos’ porque a corto plazo su liderazgo podría estar en riesgo. Es lo que se presume. En Valladolid, foco de intrigas y mandobles, se arremolinan esas probabilidades, pese a que aún sean pocos –como los elegidos– quienes se atreven a circularlo.

Con masajes (internos) o sin ellos, su crédito se resiente. Cierto es que ganó las elecciones autonómicas y se esponjó, pero terminó donde estaba: en la ‘resistencia’. Los números propios y ajenos –los que se contabilizan en esamezcolanza llamada grupo mixto– no sumaban. Ahora, con el río revuelto y cubierto de cieno confía en pescar un ‘tamayazo’ de los gordos que le aúpe al poder. Con todo y para mayor inri, en el otoño, tiempo de congresos socialistas, podría tener enfrente –¿es otra fantasía de los ‘silenciosos’?– a un pez gordo y peso pesado como es el alcalde de Pucela, el polémico y a veces arrogante Óscar Puente, que domina el tablero sin que le coman un alfil. Nadie le tose.

Pues bien, en Madrid, lugar de adobos y de aliños, ya no saben cómo meterle mano a Castilla y León. Y en el supuesto de que la jugada saliera bien –que es mucho suponer a veinticuatro horas del ‘evento’– no sería más que un parche de aquí a 2023. Una ráfaga de aire. Falta mucho oxígeno todavía. El PSOE lleva treinta y cuatro años sin rascar bola –desde 1987– y esa negación endémica la consideran insostenible e insoportable. De manera, que en Ferraz –al margen de mocionar la política al ‘estilo Sánchez’– quieren hallar un arreglo que acabe con el PP y lo envíe a galeras. Al menos una buena temporada. Vista esa ‘cosa’ de la moción, varios de los cerebros pensantes del partido no se han quitado las manos de la cabeza. Continúan recapacitando. No es para menos.
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