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Mobile Word Congress

16/03/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Ya no somos ciudadanos, somos consumidores. Y nuestra prioridad ya no es satisfacer nuestras necesidades básicas cada día, y gozar de un máximo de libertad, sino entrar en posesión de los más sofisticados objetos. El camino de avance que pareció tomar la humanidad cuando la revolución francesa, y que parecía el fin de un mundo antiguo y el comienzo de uno nuevo, nos ha llevado, sorprendentemente, a esto. Somos de nuevo esclavos; y ahora, de las grandes compañías que dominan la tecnología y cuyos nombres apenas comprendemos: Android, Facebook, Huawei, Wikipedia… que son las que han expuesto sus avances tecnológicos en la primera semana de marzo, inundando Barcelona con sus sorprendentes y prodigiosos productos que todos parecemos ávidos de alcanzar.

Este cronista, que de joven admiraba al músico inglés Henry Purcell, quien, a sus 18 años, fue nombrado «compositor ordinario de los violines del rey» hoy no tiene más remedio que rendirse ante la evidencia: De poco sirve lamentarse de que en Rusia haya sido asesinado el jefe de la oposición, o de que en Argentina el fiscal que acusó a la presidenta haya aparecido muerto, o de que en Nimrud los fundamentalistas derriben restos de monumentos antiquísimos en nombre de su dios, un dios tan único como cualesquiera de todos los demás, ya que todos ellos son proclamados únicos por sus secuaces.

El objeto más deseado (¿deseable?) de la feria parece ser el reloj ‘inteligente’ de pulsera Huawei Watch con pantalla de 1,4 pulgadas y capaz, no sólo de marcar la hora exacta, que eso sería lo de menos, sino de permitirnos hacer y recibir llamas telefónicas, consultar nuestro correo electrónico, o informarnos de si en Buenos Aires están cayendo chuzos de punta en este mismísimo momento mientras la Presidenta, desde el balcón de la Casa Rosada, muestra sus labiosincorruptos como los de mi bisabuela cuando la quisieron desenterrar y la encontraron íntegra. Esta joya, que saldrá al mercado a mediados de año, según Richard Yuy, consejero delegado de la compañía taiwanesa HTC, «busca dar respuesta a las necesidades de los consumidores de todo el mundo, que pedían un reloj inteligente y de diseño atemporal».

Teléfonos, cascos, pulseras con GPS, y un novedoso lenguaje que comienza a quedarnos grande a quienes aún estamos en la Revolución Francesa. Lástima que no se presente todavía ningún artilugio, insobornable, bien intencionado, justo y bueno (Un Mújica, uruguayo, por ejemplo) para gobernar a los pueblos sin maldad y en nombre de ningún dios único.
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