"Mis hijos no pueden comer caliente cada día"

Las familias monoparentales y las numerosas son las que más sufren la pobreza energética en la provincia

Isabel Herrera
21/01/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Las familias numerosas o monoparentales suelen tener mayores dificultades para afrontar los gastos de alquiler y suministros. | MAURICIO PEÑA
Las familias numerosas o monoparentales suelen tener mayores dificultades para afrontar los gastos de alquiler y suministros. | MAURICIO PEÑA
El termómetro de Santo Domingo no ha subido de los cero grados en toda la mañana y ella (qué más dará su nombre, podrían ser muchos) ha pasado hoy por la sede de Cruz Roja. Es usuaria de, entre otros, el programa de ayudas asociadas a la vivienda y la pobreza energética, y con su relato describe esto de 'pobreza energética' mejor que cualquier diccionario.

Tiene dos hijos, está divorciada y vive en la capital leonesa. Como cuenta desde el otro lado del teléfono, a simple vista quizá nadie se imagine cuáles son los problemas que le quitan el sueño, tiene un techo, sus hijos van uno a la guardería y otro al colegio y las Navidades también dejaron regalos en su casa. Pero asegura que mucho tiene que ver en esto Cruz Roja, porque desde que dejara su empleo y se divorciara las cosas no han sido muy sencillas y, aunque agradece todo lo que tiene lamenta que sus hijos no todos los días puedan comer y cenar caliente, o que la calefacción en su casa se encienda solo para caldear un poco las mantas que se echarán encima sus hijos a la hora de dormir, o que cuando apenas queda leche tenga que mezclarla con agua para que alcance para dos vasos, uno para pequeño. Se le saltan las lágrimas cuando llega a este punto de la conversación, lo sufre por sus hijos.

Ella es marroquí y llegó a España hace más de una década casada y con trabajo. Durante cinco años estuvo de interna en una casa de un pueblo cercano a León donde cobraba cerca de 900 euros, que le daban para pagar el piso de alquiler en la capital y ahorrar cerca de 400 euros al mes. Pero cuando se quedó embarazada empezó a costarle mucho hacer las tareas de la casa y «me sentía como si estuviera engañando a alguien», así que habló con la familia que trabaja y optó por dejar el empleo. No sabía ni qué tenía que hacer ni adónde tenía que ir ni si tendría derecho a alguna prestación por desempleo, lo único que había pensado hasta ese momento es que no se sentía apta para desempeñar el trabajo por el que le estaban pagando.

Las familias monoparentales tienen muchos problemas para conciliar la vida familiar y la vida laboralEl caso que no tenía derecho a paro y las cosas se empezaron a complicar. Nació su primer hijo, luego el segundo, se divorció y empezó a vivir una situación hasta entonces desconocida para ella, no había dinero para pagar el alquiler, la comunidad, la factura de la luz, la comida... Así que fue a golpes descubriendo la red de tejido social, primero en el centro de salud gracias a la información que le facilitó su casero –que cuenta muy agradecida que le dejó margen para afrontar los pagos–, luego el Banco de Alimentos, donde le surten de productos de primera necesidad una vez al mes, «y luego me hablaron de Cruz Roja y aquí me ayudaron a conseguir la Renta Garantizada de Ciudadanía, me han ayudado con los libros del colegio de los niños, han permitido que mis hijos tengan juguetes...».

Calla durante unos segundos y coge aire antes de afirmar: «Cuando vives a un nivel –que no es que nunca fuera algo desorbitado, pero sí con suficiencia para vivir– y lo pierdes, se pasa mal, muy mal; siempre con frío, te agobias, sobre todo por los niños, un mes vez bien, tres fatal...». A día de hoy tiene que pagar 350 euros al mes de alquiler, más otros 11 de comunidad, alrededor de 30 de luz... y se pasa el día haciendo virguerías para que los números no crezcan, «tienes un límite para cocinar, apenas enciendo la calefacción...». Busca trabajo e incluso lo ha encontrado, pero necesita que sea un empleo en jornada de mañana, pues tiene que atender a sus dos hijos y «trabajar para pagar a otra persona...», al final lo comido por lo servido.

La calefacción solo se enciende para que mis hijos puedan calentar un poco las mantas antes de dormirSubsiste con la cuantía que percibe de la Renta Garantizada de Ciudadanía y la ayuda de Cruz Roja que, entre otras cosas, le ha costeado alguna factura de luz y gas, a ella y a otras decenas de personas. Según los datos facilitados por la institución, el pasado año, dentro de los proyectos de personas en situación de extrema vulnerabilidad, trabajaron la vulnerabilidad asociadada al ámbito de la vivienda y la pobreza energética desde los proyectos de atención urgente a las necesidades básicas y prevención a la exclusión residencial, en los que además de entregas de bienes o pagos de recibos ofrecieron talleres formativos. 

En concreto, en 2018, Cruz Roja Leóninformó a 765 usuarios en el marco del proyectoacerca del bono social, incidiendo en la importancia de solicitarlo y renovarlo en los casos que ya lo tuvieran. Además, informaron acerca de las ayudas de la Junta de Castilla y León destinadas al pago de alquiler; realizaron 138 entregas económicas destinadas al pago de facturas de luz a 119 familias; 20 para abonar facturas de gas o gasoil a otras tantas familias; se entregaron 154 kits de ahorro doméstico (bombillas, burlete bajo puerta y perlizador de agua), y en 128 casos se asumieron pagos de alquiler. 

Según cuentan desde la ONG, el perfil de los usuarios de estas ayudas es muy heterogéneo, aunque sí detectan que las familias numerosas o monoparentales suelen tener mayores dificultades para afrontar los gastos, las primeras porque tienen más gastos y las segundas porque tienen muchos problemas para conciliar la vida laboral y familiar, es difícil encontrar un trabajo que permita seguir atendiendo a los hijos sin tener que pagar a alguien por hacerlo casi tanto como lo que se gana.

Trucos para ahorrar en las facturas


Durante el pasado año, Cruz Roja León impartió una docena de talleres de ahorro doméstico en los que participaron 183 personas, muchas de ellas mayores del mundo rural que son usuarios de otros programas de la ONG.

En ellos se informa sobre el alquiler, la alimentación, la elaboración de un presupuesto familiar, el gasto y el ahorro, entre otros, el energético. Así, les enseñan a entender las facturas de luz y del gas, a cómo ahorrar en las facturas, les informan sobre la posibilidad de solicitar el bono social o les desmontan falsos mitos sobre el ahorro energético.

Hay familias que directamente no usan la calefacción por no poder afrontar los gastosLa experiencia acumulada por Cruz Roja León permite hacer una pequeña radiografía sobre la situación de la pobreza energética en la provincia. Hay familias que acumulan deudas importantes en el pago de suministros por facturas elevadas o por acumulación de facturas impagadas con los consiguientes avisos de corte de suministros, «lo que genera más problemas, bien por el inconveniente de vivir sin electricidad o bien porque una vez producido el corte de suministro, volver a dar de alta el servicio conlleva un gasto elevado».

Por otra parte, también se encuentran con casos de familias que no acumulan deudas porque priorizan el pago de suministros y de alquiler sobre otros gastos, pero que luego tienen carencias en otras áreas. Además las hay que directamente no usan la calefacción de su vivienda a pesar de disponer de ella por no poder afrontar el gasto que genera, lo que en estos días de frío intenso –y propio– de León, encoge sus corazones de frío y los del resto de compasión.

Según consideran, «debido al elevado precio de los pisos en alquiler, muchas de las familias residen en viviendas antiguas por ser económicamente más asequibles, pero que, al mismo, tiempo, se encuentran en malas condiciones, con mal aislamiento de puertas y ventanas, lo que genera mayor dificultad a la hora de calentar su hogar y también un mayor gasto».
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