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Mirar para atrás

29/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Mirar para atrás y ver el rendimiento de los políticos caducos –algunos de ellos repetidos– que vuelven y van. Pero que no quedan en la calle. Tranquilos.

Años han tenido para dejar las cosas acabadas y, sin embargo, las carencias de esta provincia, después de tanto tiempo, son endémicas. Una de las más importantes, para romper el anonimato de León y su provincia, son las comunicaciones. En este sentido, la red de carreteras es de lo peor y más peligroso que hay. No hace falta ir muy lejos (Valladolid o Asturias) para hacernos cargo del abandono, sean nacionales, comunitarias o provinciales. En cuanto a la Autopista de Astorga, es una vergüenza que una arteria que uniría el Este con el Oeste de esta vasta provincia, no sea una vía pública y sea uno de los peajes más caros del País. Otra afrenta es la negativa de la Junta saliente, para unir por carretera Portugal y León, que supondría un gran impulso para el tráfico de mercancías y personas.

Importante es el Aeropuerto de la Virgen del Camino, cuyo principal enemigo fue la persona que votamos –votasteis– como alcalde: Silván, o la incongruencia electoral de los leoneses. A pesar de todo, y de éste, el aeródromo, los aviones más bien, van despegando. La desidia es natural para todos los políticos que vienen de paso a León y «se deben más a asuntos partidistas, que al servicio de los leoneses».

La línea férrea, con una estación que ahí está como la puerta de Alcalá, pero con menos gracia. El caso de la Variante de Pajares, debería ser de cárcel para los implicados en esta ruina. De Feve mejor no hablar.

Otra deuda imperdonable, es la red de internet. La «rede», que diría mi abuelo Eloy. A este respecto mienten más que hablan, pero en la mayor parte de la provincia no hay conexión para todos los artefactos que se han convertido en imprescindibles: Para la administración, comercio, industria, educación, sanidad, medio ambiente y relaciones personales.

La consecuencia es la Inexorable despoblación y el abandono del mundo rural. Hablando claro, «fijar población» no sólo es copular –ganas sí hay– sino encontrar condiciones económicas y sociales favorables.
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