Miguel Paz Cabanas: "Las vidas de los perdedores son las que merecen ser contadas"

El autor vasco afincado en León regresa al relato con ‘La soledad de los charlatanes’, segundo libro de la colección de narrativa ‘Cuentenario’ de Castilla Ediciones, que el próximo 23 de septiembre tendrá su puesta de largo en el Salón de los Reyes del viejo Consistorio de San Marcelo

Joaquín Revuelta
15/09/2021
 Actualizado a 15/09/2021
El escritor vasco afincado en León, Miguel Paz Cabanas, presentará el 23 de septiembre su nuevo libro de relatos. | MAURICIO PEÑA
El escritor vasco afincado en León, Miguel Paz Cabanas, presentará el 23 de septiembre su nuevo libro de relatos. | MAURICIO PEÑA
Una de las voces más cualificadas que se dan cita en la antología ‘Cuentos pendientes’, con la que Castilla Ediciones inauguró la colección ‘Cuentenario’, es la del autor de Sestao Miguel Paz Cabanas, que ya en solitario ha publicado en esta misma colección que coordina José Ignacio García su nuevo libro de relatos, ‘La soledad de los charlatanes’ , que el próximo 23 de septiembre a las 19:00 horas tendrá su presentación oficial en el Salón de los Reyes del Consistorio de San Marcelo, siendo esta la segunda ocasión en que el poeta y escritor afincado en León tiene a bien mostrar públicamente su obra, pues el pasado 28 de agosto se organizó un improvisado acto literario en Riolago de Babia que el autor califica de todo un éxito. «Tengo que decir que fue magnífico porque se trata de un pueblo muy pequeño y al final se acercaron bastantes personas de lo que son todos los valles, no solo de Babia, y es un lugar muy especial porque Lago de Babia es un pueblo que está cerca de donde nació mi madre y de donde es mi mujer, y con el que he creado una gran complicidad».

Miguel Paz Cabanas reconoce que  ‘La soledad de los charlatanes’ surge a raíz del encargo que le hace el también escritor y crítico literario de La Nueva Crónica, José Ignacio García, tras la exitosa experiencia de la antología ‘Cuentos pendientes’, a la que el poeta y escritor vasco aporta el relato ‘La elocuencia del sepulturero’. «José Ignacio García quería contar con una recopilación de relatos míos para dar continuidad a la colección de narrativa ‘Cuentenario’. En esta recopilación hay relatos inéditos y otros que han aparecido en ediciones no venales o que fueron premiados en certámenes literarios pero que al final la organización simplemente los publicaba en un par de páginas grapadas o ni siquiera llegaba a publicarlos, y esta ha sido la oportunidad de reunir algunos de esos relatos que me han ido premiando –no solo– en los últimos años», destaca el autor vasco, que tratándose de cuentos que tienen diferente antigüedad ha tratado de agruparlos en cuatro bloques para dar a la recopilación un cierto sentido. «Aunque te hablo de cuatro bloques, lo dejaría en realidad en dos. El libro lleva por título ‘La soledad de los charlatanes’, que hace referencia al primer bloque y al último, y son cuentos que tienen una factura más experimental si quieres, son monólogos constituidos por párrafos donde una voz cuenta una historia. Los otros son cuentos más clásicos que he agrupado bajo los epígrafes ‘Crónicas insólitas’, porque son cuentos que tienen una emisión un poco fantástica, y ‘Esto no es un cuento político’, que en alusión al cuadro de Magritte ‘Esto no es una pipa’ lo que vienen es a contradecir el propio título porque en realidad sí que tienen ese trasfondo político aunque desde un plano irónico».

Preguntado cómo le viene la idea de lo que después terminará materializándose en un cuento, si se trata de una imagen o de un personaje, Miguel Paz Cabanas cree que pueden ser ambas cosas y otras muchas más que llegan de situaciones de la vida diaria. «Pueden ser esas cosas que surgen de experiencias vividas o como en el caso del cuento ‘El vagón maldito y el gato Simón’ de la lectura de un artículo que hablaba del tren donde Franco y Hitler se habían reunido en el famoso encuentro de Hendaya. Y luego también, que pasa mucho en esta provincia, muchos leoneses de la zona rural son auténticos narradores orales. Yo he tenido la oportunidad de estar con muchas personas que te contaban una historia de alguien o de algo que enseguida veía que encerraba un cuento».A la hora de enfrentarse al relato, el escritor de Sestao reconoce que la mayoría de las veces su estructura ya anida en su cabeza pero cuando se pone a escribir a veces tiene un desarrollo propio inesperado y que le lleva a un desenlace que no era el previsto. «Pero tampoco hay muchos cambios porque el relato no te lo permite, como sí puede ocurrir en una novela», sostiene Paz Cabanas, para quien la diferencia entre cuento y relato estriba en el componente más fabulador del primero. En este sentido, reconoce que no tiene muchos relatos fantásticos pero sí hay matices fantásticos en algunos de sus relatos que en principio, tanto por su estructura como por su contenido, se consideran realistas. «Hay elementos en la propia historia o en la forma de contarla que se pueden considerar fantásticos y a mí eso particularmente me gusta mucho». Hablando de los personajes que pueblan sus relatos, uno percibe la especial querencia del autor vasco por los perdedores, por esos púgiles que se resisten a tirar la toalla pero que casi siempre terminan besando la lona. «Total y absolutamente, pero no solamente en los relatos sino que yo creo que en toda mi trayectoria literaria abundan los perdedores, porque a mi juicio sus vidas son las que merecen ser contadas. No digo que no haya que contar la vida de Howard Hughes o del dueño de Zara, pero para mí los perdedores son los que verdaderamente dan sentido a mi labor creativa.  Los perdedores y los fracasados son los que realmente me interesan literariamente hablando», confiesa Paz Cabanas, que a la pregunta de qué le ha aportado la cultura leonesa a un escritor nacido en el País Vasco responde que sus primeras experiencias literarias tuvieron lugar aquí en León, donde llegó con 25 años, tras conocer a escritores como Ignacio Abad o Alberto Rodríguez Torices que le permitieron entrar en el Club Leteo, «un círculo literario muy potente que me llamó la atención y que de alguna forma me obligó a escribir. No sé lo que hubiera pasado si me hubiera ido a Orense o a Albacete, pero desde luego el hecho de haber venido a León y de contactar con estos escritores leoneses y con la cultura literaria tan potente que había en León hizo que yo también me animara y empezara a cultivar el relato».Su pasado en el País Vasco se ha visto reflejado en la novela ‘Todos los últimos días grises’, donde el azote del terrorismo de ETA está muy presente. «En mi literatura y en mi bagaje personal pesa mucho el hecho de haber nacido en la margen izquierda de la Ría de Bilbao, zona obrera, al lado de unos altos hornos, y de haber vivido una época con desconcierto y asombro», reconoce Paz Cabanas, que además del relato ha cultivado también la poesía, la novela y el artículo periodístico. «Aunque reconozco que soy una persona versátil, el tema de la poesía surgió por una situación personal, por una herencia sanitaria muy grave que tuve en mi vida y que cuando luego traté de llevar al papel, de plasmarla, me di cuenta de que tenía que hacerlo de otra forma. Y aunque ya tenía alguna cosita escrita, de ahí surgió la necesidad de recurrir al verso para hablar desde las tripas y el corazón. Dicho esto, sí que es verdad que soy un autor multifacético y aunque he intentado organizarme en el cultivo de todos estos géneros al final he optado por dejar que sean las historias y los personajes me lleven en cada momento».Esa experiencia personal relacionada con la salud es lo que, de algún modo, ha motivado que el dolor sea uno de los temas omnipresentes dentro de la obra poética de Paz Cabanas. «Sí, reconozco que es así. El dolor en el sentido más amplio del término, porque también la nostalgia produce un sentimiento de cierto dolor, de pérdida. Eso es lo que me lleva a escribir poesía. También es verdad que el aliento poético impregna cada vez más mis textos de prosa y al revés. El libro que escribí a raíz de mi enfermedad, ‘Oración de la negra fiebre’ (Eolas Ediciones), tuvo buenos comentarios por parte de poetas importantes, que a su vez me decían que se notaba que era un escritor de relatos porque en el fondo del poemario subyace un relato. Pienso que en mi obra ahora todo se va mezclando y además me parece bien. No me preocupa, lo dejo fluir y ya está», argumenta el autor vasco.

Preguntado de qué manera la situación que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia ha podido influir en su pensamiento creativo o en su manera de ver las cosas, Miguel Paz Cabanas sostiene que no le inspira absolutamente nada. «Al principio, y lo he oído a más escritores, desde el punto de vista creativo me quedé totalmente bloqueado. Lo que hemos vivido ha sido algo tan brutal que nosotros no seremos capaces de llegar a analizarlo y tendrán que ser las generaciones futuras las que lo hagan. Me di cuenta que la realidad era tan cruda y tan brutal que no había ficción posible que pudiera reflejar eso, y que de alguna forma, desde el punto de vista creativo, en mi caso llegó a encogerme y a replegarme en mi mismo. Ahora estamos intentando salir de esa situación, con mucha incertidumbre, pero por lo menos lo estamos intentando».

En una entrevista anterior publicada en este periódico, Miguel Paz Cabanas manifestaba su querencia por el género epistolar y anunciaba la posibilidad de sacar un epistolario de ficción. Preguntado cómo va el proyecto, reconoce que lo tiene en un cajón y que ahora está pensando más en otro proyecto, en concreto una novela, al tiempo que le está dando vueltas a un nuevo poemario. «Además, no me gusta publicar muy seguido, porque me da la sensación de que se producen como chorizos. Hay gente que tiene mucha capacidad de producción y de creación, pero a mí no me gusta. Por circunstancias que yo no esperaba, prácticamente han salido a la luz dos obras mías en muy poco tiempo. Espero que lo próximo salga dentro de dos o tres años, aunque ha ocurrido un hecho feliz, que todavía no lo puedo hacer público, que puede alterar este deseo mío de no volver a publicar hasta dentro de un cierto tiempo».
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