teresa-giganto2web.jpg

Mientras tanto, la agonía

04/03/2020
 Actualizado a 04/03/2020
Guardar
Mientras un individuo se cuela en una sala alicatada en el doble fondo de un hospital de Valladolid para robar 5.000 mascarillas, la economía europea entra en recesión, las bolsas caen en picado, el coronavirus amenaza a Occidente con convertirse en una pandemia, los expertos sanitarios recomiendan mantener al prójimo al menos a un metro de distancia, las cofradías temen más al virus que a la lluvia, un estornudo en la cola del banco da más miedo que los números rojos… Mientras Francisco Igea quiere ser el sheriff de Ciudadanos, Inés Arrimadas recaba más apoyos, Verónica Casado hace cuentas con la Sanidad en la comarca zamorana de Aliste, Luis Fuentes habla antes de pensar y Albert Ribera se pone a trabajar. Mientras Pablo Casado tira hacia la derecha, Mariano empuja al centro, Pedro Sánchez a lo suyo e Iglesias, a lo de todos. Mientras los agricultores toman con sus tractores la ciudad, los leonesistas enarbolan la bandera de la autonomía, los regantes de Payuelos miran con recelo el calendario y nadie sabe muy bien qué platos se van a servir en la Mesa por el futuro de León. Mientras un niño nace, se llenan nueve nichos en los cementerios, ruedan cuatro maletas por la estación de tren para volver la próxima Navidad, se cierran tres tiendas de barrio y un ganadero deja de ordeñar vacas para alistarse en el paro. Mientras el desempleo sigue en sus trece, en Peñalba de Santiago no hay llamada de teléfono que se logre ni conexión a internet que valga. Mientras los aficionados de la Cultural buscan cuál fue la última alegría, un médico de familia en una zona rural pide su traslado a la ciudad y un pueblo entero lee en la puerta del consultorio cuándo será la próxima vez que verán por él una bata blanca. Mientras la tierra no deja de girar ni un solo día, hay paisanos que hacen suyo ese movimiento con esfuerzo y no sin pocas horas de trabajo. Mientras ven, oyen y callan, hay quienes se conjuran en los despachos para darle la espalda a la realidad y olvidarse de las historias, de lo que hay más allá de un número de expediente o de un proceso de instrucción. Mientras Nayu (o ponga el nombre que quiera, que seguro que a alguien conoce) se levanta cada día para hacer lo que mejor sabe, que es luchar, hay una administración dispuesta a joderle. Hablan de afrontar el reto demográfico, lo que no nos dicen es que sus políticas se asemejan más al exterminio que a la vida.
Lo más leído