Miedo al “derrumbe inminente” de la torre de Urdiales

Los servicios técnicos de la Diócesis de Astorga valoran qué decisión tomar mientras la torre sigue sufriendo desprendimientos desde este lunes

T.G.
26/01/2022
 Actualizado a 26/01/2022
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Este lunes, pasadas las cuatro de la tarde, la torre de la iglesia de Urdiales pegó un buen susto a los vecinos del pueblo con el derrumbe parcial que ha puesto en jaque la estructura del inmueble. Tras una primera intervención de la Guardia Civil y la supervisión de los Bomberos del Ayuntamiento de León, los vecinos de esta localidad del Páramo leonés esperan ahora una decisión del equipo técnico de la Diócesis de Astorga. El miedo a un “derrumbe inminente” mantiene en vilo a la localidad que espera una intervención previa a un desastre que puede ser aún mayor, pues hay viviendas muy próximas a la torre, algunas de las cuales han sido desalojadas. En ello hace hincapié Goya Manjón, alcaldesa del municipio, quien incide en que "la situación es complicada puesto que corren peligro las casas y como caiga encima, se va todo abajo". 

Mientras los técnicos toman una decisión sobre qué hacer al respecto, siguen sucediéndose los desprendimientos parciales de la estructura, donde las fisuras cada día están más dilatadas. La construcción de la torre, que es el emblema del pueblo, es a base de adobe recubierta de ladrillos y cemento, una situación que ha propiciado la acumulación de humedad en el inmueble. Según ha explicado la alcaldesa del municipio, Goya Manjón, la solución pasaría por el derrumbe controlado del total de la torre, aunque permanecen pendientes de las decisiones técnicas que se puedan tomar al respecto por lo delicado de la situación.

"Parece ser que peligro corre mucho peligro, pero no pueden coger un martillo y empezar a tirar porque se viene la torre abajo. Ir quitándola por piezas desde arriba hasta abajo es muy complicado. La pared de la torre es la pared del fondo de la iglesia y tienen miedo de que se pueda caer esa pared también", lamenta la regidora.

La incertidumbre sigue ahí, mientras todos están pendientes de la evolución de cada grieta. Con el templo cerrado al culto, Miguel Ángel el párroco muestra también su preocupación por los vecinos y por el propio edificio; y junto a la alcaldesa destacan la importancia que tendría para el pueblo el poder, al menos, salvar sus campanas. Una vez pase todo, y con la torre dejando ya de ser una amenaza, esperan la colaboración de las administraciones para restablecer el orden de un pueblo que, más que nunca, mira hacia su torre. "Que no solo se acuerden de los pueblos y de la España Vaciada para venir a hacer campaña", ha apostillado Manjón. 
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