"Mi vida es insoportable, no puedo más"

No fueron suficientes 19 denuncias, 3 juicios, 2 órdenes de alejamiento quebrantadas ni 9 meses de cárcel para librarse de su ex. Tras 2 años de maltrato, Sara Calleja se quitó la vida

Susana Martín
04/08/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Una de las acuarelas de la artista leonesa Sara Calleja, víctima de la violencia de género.
Una de las acuarelas de la artista leonesa Sara Calleja, víctima de la violencia de género.
La muerte de Sara Calleja no formará parte de las estadísticas de violencia de género de 2015. Oficialmente, esta mujer no es una de las 27 que han perdido la vida a manos de sus parejas o exparejas en España en lo que va de año, una sangría que desde 2012 ha dejado sólo en León cinco víctimas mortales. Sara, leonesa de 51 años, no murió a manos de su ex. Y eso que ella le denunció 19 veces, tuvo tres juicios y el Juzgado de violencia de género le impuso dos órdenes de alejamiento y comunicación. Y eso que él, el belga Christian C., fue condenado y encarcelado nueve meses en la prisión de Mansilla de las Mulas por un delito de amenazas en el ámbito familiar, aunque la fiscal de violencia de género de León, donde se cometió el delito, había solicitado cinco años de cárcel. «Mi vida estaba en sus manos, señora jueza, y parecía que cada vez que yo denunciaba, aburría», escribió Sara antes de morir Lo de Sara podríamos llamarlo un suicidio de género. Porque el 11 de julio ella no pudo más y se quitó la vida en Ibiza, adonde había huido por miedo a que la encontrara su verdugo, que cuatro días después cumplía su condena y quedaba en libertad. «Siempre la encontraba», lamenta Juan, un amigo de Sara que apenas puede creerse cómo se ha producido esta tragedia que ha dejado a una familia desolada. La madre de Sara, sus dos hijos (Elio y Andrea, fruto de un matrimonio anterior), sus hermanas, sus amigos... Todos rotos, incapaces de entender por qué nadie hizo nada pese al desesperado clamor de esta mujer que vivía de crear arte con sus pinceles, que ya en abril intentó poner fin a su tortura con una sobredosis de pastillas. «Con la mala fortuna de que mi cuerpo aguantó lo que no debía» –lamentaba Sara horas antes de poner fin a su dolor infinito– en la desgarradora carta que escribió a la jueza de violencia de género de León.No entiendo cómo he podido soportar todo eso y todo lo que me ha venido. En realidad, no lo soporto  y por eso me retiro La terrible historia del final de Sara Calleja (Ponferrada, 1963 - Ibiza, 2015) la contaba este lunes el diario El Mundo, en un sobrecogedor relato que pobló las redes sociales de reacciones por la incomprensible inacción de la justicia pese a que ella se hartó de pedir ayuda.  «¿Tanto decirnos que denunciemos los maltratos, y nadie reaccionó a 19 denuncias?», tuiteaba una chica. «Él ya había cumplido su condena, no lo olvidemos», escribió otro.«Por distintas circunstancias, Sara nunca lo tuvo fácil, ni siquiera antes de conocer a ese hombre», cuenta su amigo Juan, desarmado por su ausencia. Su auténtico calvario había empezado hace ahora cinco años, cuando tras quedarse sin trabajo reapareció en su vida un viejo conocido belga que le prometía una vida más cómoda en su país, adonde se fue Sara ilusionada en busca de una vida mejor... Los celos enfermizos de él y los primeros malos tratos tornaron el ambiente idílico de la vida que ella ansiaba en una auténtica pesadilla que fue a peor. Sara se llenó de miedos, se aisló de los suyos. Ya apenas veía a nadie, y tragó demasiado hasta que puso la primera denuncia. "Sólo quería perderlo de vista"A finales de 2013, Sara dijo basta y puso fin a la relación, pero el acoso de él se volvió aún más insoportable. «Ella ya sólo quería perderlo de vista, pero siempre la encontraba», cuenta Juan. El maltratador creaba perfiles falsos en las redes para seguirle la pista a Sara, le mandaba cientos de mensajes a ella y a su  familia, y hasta llegó a viajar a León, donde la denunció por cobro indebido del subsidio de desempleo en el Inem, que le reclamó una multa de casi 20.000 euros. Ahogada por las deudas, Sara tuvo que desprenderse de la casa que con tanto esfuerzo había comprado para sus hijos. «Este hombre nos ha ido jodiendo la vida poco a poco», relataba el pequeño en una entrevista, «ha sido acoso y derribo».

«Estoy muy cansada y necesito descansar; mi vida es insoportable», escribía ella misma a la jueza de violencia de género del juzgado de León. «Mi vida estaba en sus manos, señora jueza, y sin embargo parecía que cada vez que yo denunciaba, aburría». «Muchas mujeres retiran sus denuncias porque es una agonía aguantar un proceso del que nunca sales entera», lamentaba Sara, que reconocía no tener más fuerzas. «Yo ya no puedo más. Mi vida ya no tiene luz ni esperanza. Christian me robó todo. Él ganó».

Una década del juzgado de violencia de género de León


Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer entraron en funcionamiento el 29 de junio de 2005, en cumplimiento de lo establecido por la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. El de León, el de instrucción número 4, se puso en marcha hace ahora una década, con el controvertido juez berciano Enrique López López como primer titular, durante apenas un mes. Le sucedió una jueza, y a ésta otra mujer desde 2008.

Los datos de violencia de género en la provincia leonesa arrojan un balance de 5 víctimas mortales desde 2012.

Durante 2014, 54 mujeres fueron asesinadas en España y sólo 17 pusieron denuncia previa.

En León, el año pasado se interpusieron 920 denuncias y se dictaron 200 órdenes de protección. 44 personas cumplieron condena por delitos de violencia de género y 222 mujeres percibieron la Renta Activa de Inserción (426 euros mensuales), según los datos facilitados desde el Consejo General del Poder Judicial.

Lee la carta íntegra que escribió Sara Calleja a la jueza de violencia de género de León, publicada este lunes por El Mundo.

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