Mi trofeo Wipp Express

20/07/2021
 Actualizado a 20/07/2021
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Y el tiempo solo cambia desde el cielo cuando las nubes se enseñan o se esconden a capricho devotas de las estaciones, pero no es herramienta de variaciones sociales. Avanzamos lento por ese camino del reloj, con un tic tac casi parado, sobre todo cuando tocamos eso de la igualdad entre sexos. Es algo que casi sonroja comentar, porque deja un malsabor de pasado, pero los fantasmas saltan a escena en presente a veces y hacen que sea obligatorio recordar. La Copa catalana de ciclismo se olvidó de las féminas. Competían como si no existieran, el speaker las olvidaba a su paso por meta, no así a sus compañeros y en el pódium alguien no se acordó de que ellas también debían tener trofeos. Y todo se salda con un perdón, ¿qué más quieren? dicen los que no repararon en que también estaban ellas. No llega. Son hijas de las que corrimos porque sí, sin buscar mucho más y a veces la meta daba victoria. Nuestro trofeo fueron seis litros de Wipp Express. El patrocinador de la carrera era un supermercado y en aquel momento, hace más de veinte años, nadie se levantó porque al «másculo» le dieran una botella de vino valdeorrés y a la «fémina», yo, un detergente. Eso llegaba después de que en una carrera de 65 kilómetros tuviera que escuchar consejos de ellos: «vas demasiado rápido, rompes seguro» y el más atrevido «si vienes conmigo te llevo la mochila». No les encontré más en toda la carrera. Y no rompí. En Cacabelos, otro competidor al acabar: «te gané, te la había jurado el año pasado». Y yo sin intención de ir delante o detrás de nadie más que de mis tiempos, pero a él le quitaba el sueño no haber podido adelantarme (por la derecha seguro). Hoy, como ayer, si eres mujer y vas detrás, eres equipo, si vas delante, eres un imposible intolerable y hay que corregirlo. Un absurdo que, como la pandemia, no conseguimos deshacer. Y el perdón se queda corto.
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