22/12/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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En estemi último hueco del año, preparo una poción mágica con la que brindar para despedir 2017 y dar la bienvenida a 2018.

Quiero compartir mi pócima con la gente buena, para que les de mucha suerte para el año nuevo y que todos sus deseos y sueños buenos se cumplan. También la compartiré con la gente mala para que el conjuro les haga ver que no merece la pena serlo.

Lleva un poco de mis propias raíces, cogeré agua fresca de los manantiales de las montañas del valle de Fornela, que por suerte vuelven a servirle al río Cúa. Añadiré unos preciosos madroños rojos que he recogido a las puertas de Los Ancares para darle un toque de encantamiento. Y pondré la marmita en la cocina de carbón para que la antracita ardiente le transmita la potencia, la energía y el vigor de las cuencas. Quizá un chorro de mencía o de algún orujo casero de los que se hacen con el alma y un toque final de buenos deseos y buenas noticias.

Me tomaré un buen trago para pedirle a quien sea que conceda los deseos y los sueños, que los míos, que son bien fáciles, también se cumplan en 2018. Tratan de que le vaya bien a la gente que quiero. Sólo eso. Y no hace falta ni que me lo envuelvan.

2017 ha sido un año intenso que me ha dejado muchas cosas y me ha quitadootras. El año que decidió llevarse para siempre a gente demasiado grande y que decidió traerse a otras pequeñas grandes personitas que empujarán con fuerza hacia arriba los ánimos que intenten venirse abajo. El año en que llegaron golpes de los que te hacen caer y manos que te ayudan a incorporarte. El año en que descubrí cuán flexible es mi paciencia y cuán poco flexibles han dejado de ser algunos de mis músculos. El año en que cumplí uno de mis sueños de niña, cuando escribíahistorias en cuartillas y las grapaba a unas tapas de cartulina para jugar a escritores de cuentos. El año en que me regalaron un duende. El año en que pude responder a unas cuantas preguntas y el año en que me surgieron muchas otras. El año en que me he llevado sorpresas agradables y el año en que me di cuenta que hay gente que ya no volverá a decepcionarme porque ya no me espero nada de ella. El año en que me obsesioné . El año en que vencí mi obsesión.

Un año con sube y bajas, como el de casi todo el mundo, así que dejaré de hablar de mí, que nadie me ha preguntado, y si alguien quiere un poquitín de mi brebaje, estoy deseando compartir.
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