"Mi marido me pega lo normal"

Por Sofía Morán de Paz

24/11/2019
 Actualizado a 24/11/2019
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Como muchos de ustedes ya sabrán, este lunes es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un día que pretende sensibilizar y denunciar la violencia que sufren las mujeres en el mundo, y reclamar políticas eficaces para su erradicación.

En España, 50 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año, 1.026 desde que se empezaron a contabilizar estas muertes en 2003, según datos de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, actualizado a 31 de octubre. No han muerto por imprudencias, accidentes, o por tener alguna relación con actividades delictivas; han sido asesinadas en su casa, o en la calle de camino al trabajo, en el portal, o tras dejar a los niños en el colegio. Y no pasa absolutamente nada, porque nos hemos acostumbrado a ello, a esta realidad escandalosa, que parece no escandalizar a nadie.

Es más, en los últimos tiempos, toleramos, incluso con cierta normalidad, a quien se empeña en minimizar el problema, hablando de ello como algo casi anecdótico, presentando muchas veces al hombre como la verdadera víctima, ofreciendo datos y afirmaciones falsas, jugando sin pudor a darle la vuelta a la tortilla, en un momento en el que la gente se cree mucho más lo que le llega por WhatsApp y lo que se cuenta en las redes sociales, que lo que lee en el periódico.

Que sí, que existen las denuncias falsas, y todas ellas deberían ser perseguidas y castigadas con contundencia, pero que esto no puede ser la excusa perfecta para negar un tremendo problema social, para generar miles de ‘fake news’ en redes sociales, manipular la información, crispar el ambiente y girar la tuerca hasta lo imposible.

Lo han escuchado ya muchas veces, se empeñan en decirnos que «la violencia es violencia», y que debería dar igual si es de un hombre a una mujer, o si es de una mujer a un hombre. Pero yo les digo que no, que la violencia de género es radicalmente diferente al resto, no sólo por la frecuencia del fenómeno, sino por los motivos de quien la ejerce, el porqué y el para qué.

«¿Debería denunciar un bofetón de vez en cuando? Hay rachas malas, pero todo el mundo tiene problemas. Le quiero». Son muchas, muchísimas más de las que se imaginan, las mujeres que entienden como algo normal, la violencia que sufren en la pareja, y no lo denuncian, simplemente porque no les parece lo suficientemente grave. «Es lo mismo que me decían a mí en 1988 las mujeres maltratadas: ‘mi marido me pega lo normal, pero hoy se ha pasado’. Ellas criticaban la cantidad de violencia, pero no la violencia en sí. Esa actitud ante la violencia persiste hoy en día», explica Miguel Lorente, Médico forense y profesor de Medicina Legal en la Universidad de Granada.

A muchas adolescentes de hoy en día, también les parece «lo normal» aquello de que sus novios les controlen el móvil, las llamadas que reciben, la ropa que se ponen o las amistades que frecuentan. Y es que resulta insólito ver como chicos y chicas de 16 o 17 años, que se entiende que están más educados en igualdad que las generaciones anteriores, tienen, sin embargo, relaciones cada vez menos igualitarias.

Y justamente por eso, son imprescindibles las políticas de concienciación y prevención, pero es aún más imprescindible que nosotros, los padres, seamos capaces de educar en igualdad. De la misma forma que controlamos deberes y resultados académicos, que repetimos hasta la saciedad todo aquello del: «ten cuidado», «abrígate», «a ver con quién vas» o el clásico «vigila que no te echen nada en la copa», deberíamos hablar también con ellos sobre sus relaciones, sobre lo que es aceptable y lo que no, sobre el amor mal entendido, la dependencia y el control.

Ayudar a fortalecer su autoestima, y que puedan conocer de nuestra mano, lo que significa tener una relación afectivo-sexual sana. Porque la alternativa, piénsenlo bien, es que lo haga Google.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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