02/02/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Guardar
Mi dulce niña en el diorama de mi infancia no estás tú, ni siquiera nombrada por el frío y las balalaicas, glacial o blanca. Pero más adelante, llegados los cuarenta, apareciste entre gotosos abedules, álamos temblones e iglesias ortodoxas más un icono deteriorado por herencia. Desde entonces nada ni nadie hay que te borre. A diario cantas en mi sangre, dominas el color de mis deseos, entre nosotrasdanza una tibieza que se ajusta a muestro ánimo en esta época de hipotecas, futbol o desahucios.

Mi dulce niña hace tiempo que amo hasta tus palabras gachas. Además, te cuento, es invierno, ha habido una nevada que ha colapsado buena parte de España sin respuestas responsables por oír y mentiras al alza. Ha muerto el mítico músico francés de rock JohnnyHallyday a los setenta y cuatro años raptado por un cáncer de pulmón, seguido por el poeta chileno creador de la antipoesía Nicolás Parra, ‘Don Nica’, a los 103, agredido irremisiblemente por la edad, el que fuera ganadordel Premio Cervantes en 2011, a cuya entrega el 23 de abril de 2012 asistí , siendo en su ausencia recogido por su muy joven nieto Cristóbal Ugarte, atento el encorbatado muchacho a las palabras del príncipe Felipe quien por razones quirúrgicas sustituyó al Rey Juan Carlos en la entrega. Bonito aquel momento parriano. Su espíritu crecía entre el público. No olvides, además, dulce niña mía, que España ha ganadopor vez primera la copa de Europa de balonmano y por ello yo boto alegremente; que algunas cosas siguen siendo las mismas, a veces escondidas, a veces claras, profusos o no los nervios y las enfermedades alucinantes o degenerativas, que de las últimas sabemos mucho ambas y más que nos queda por saber. Eso y que Puigdemont acaba de venirse abajo con la orquesta.

Mi dulce niña efectúo un gran esfuerzo por ser una buena madre junto con una onda amiga que se alegra cantidad porque Mercedes González Rojo ha rescatado del olvido este martes mediante un merecido reportaje en La Nueva Crónica a la poeta Manuela López, ‘Manolita’, tan amiga y admiradora de los límpidos ojos azules de tu abuela Carmen, aquella maestra a quien la guerra civil le espetó tanto dolor, quien escribía versos en su celda con el mismo barro estelar que con la sagrada costumbre de pelar patatas, versos como éstos, inéditos, a mí dirigidos: «Yo me nazco contigo / y me crezco a tu lado en la desilusión».

Mi dulce niñahay que agradecer al mundialísimo cantante Neil Diamond que estos días haya proclamado que padece parkinson. Un talismán es un talismán, alguna fiebre mariposa o ninguna. Tú, yo, ambasemocionadas, límbicas tras un libro de lectura. Aún es pronto para darle al play y que arranque la Providencia. ¿O no? Ah, el buque Zenith en mis sueños caracola arriba se llama Kora. Pronto me salvará una aurora boreal.
Lo más leído