Meritxell Colell: "Las universidades están dominadas por las mujeres"

La cineasta catalana es la invitada del Grupo de Diálogo sobre Cine Contemporáneo del Musac para impartir este jueves una clase magistral sobre ‘La emoción real en la ficción’ y estrenar en León ‘Con el viento’, su ópera prima como directora

Joaquín Revuelta
07/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Concha Canal y Mónica García son madre e hija en la ópera prima de Meritxell Colell ‘Con el viento’, premiada en el Festival de Málaga.
Concha Canal y Mónica García son madre e hija en la ópera prima de Meritxell Colell ‘Con el viento’, premiada en el Festival de Málaga.
Meritxell Colell encabeza junto a Carla Simón o Elena Martín la nueva generación de cineastas catalanas que sigue la estela de las directoras formadas en la ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya), caso de Roser Aguilar o Mar Coll, que han hecho de las relaciones familiares y de pareja su principal fuente de inspiración. Formada en Comunicación Audiovisual en la Pompeu Fabra, Colell completa sus estudios en la Universidad del Cine de Buenos Aires. En este periodo de formación inicia una fecunda carrera como montadora que combina con su labor docente en ‘Cinema en curs’, un proyecto pedagógico pionero que comparte con los cineastas Jonás Trueba, Mercedes Álvarez o la propia Carla Simón. Colell ha sido invitada por el Grupo de Diálogo sobre Cine Contemporáneo del Musac para impartir este jueves de 17:00 a 19:00 horas una clase magistral con el título ‘La emoción real en la ficción’ y estrenar en León su primer largometraje, ‘Con el viento’, en un único pase a las 20:10 horas que irá precedido por una presentación a cargo de la directora y un posterior coloquio con el público.

Meritxell Colell recuerda que pasó por León hace algunos años mientras hacía el Camino de Santiago y asegura conocer bien la actividad que viene desarrollando el Musac en materia audiovisual. La cineasta catalana resta importancia al hecho de que su película ‘Con el viento’, estrenada el pasado año en la Berlinale y ganadora de la Biznaga de Plata a la Mejor Película de Zonazine en el Festival de Málaga, se dé a conocer en León fuera de los circuitos comerciales de exhibición. «En primer lugar me parece que siempre que haya la oportunidad de que una película se vea es algo positivo. Las películas están hechas para que las vea la gente y también me parece que cuanto más ecléctico sea el público, cuanto más diverso y heterogéneo, más enriquecedor es para quien lo hace. De alguna forma poder ver los distintos acercamientos y puntos de vista del público es lo que te hace crecer más, y en este sentido poder mostrar la película en un centro de arte contemporáneo es algo que incluso impone un poco», señala la directora barcelonesa, si bien reconoce que es en una sala de cine «donde más se puede disfrutar y más te puede transformar una película por el hecho de verla en colectivo y en las mejores condiciones posibles, luego está esa posibilidad de verla desde la intimidad, que también es otro lugar como muy interesante para los que nos dedicamos al cine, pero sí que es cierto que las exhibidoras cada vez lo tienen más complicado para dar cabida a un cine que se sale no solo de lo ‘mainstream’ sino de las grandes distribuidoras que gobiernan la industria. Y ahí el papel del Musac se vuelve más importante aún, igual que de todos estos espacios que piensan y repiensan e incluso crean formas de debate, de coloquio y de pensamiento en torno a las películas», asegura Colell.Preguntada si es casualidad o hay algo detrás en el hecho de que en Cataluña en estos últimos años hayan surgido un buen número de mujeres cineastas que con gran inteligencia y aun mayor sensibilidad han abordado el tema de las relaciones familiares, como también es su caso con su ópera prima ‘Con el viento’, Meritxell Colell responde que «quizás es que estamos delante de una realidad que es que las universidades están dominadas por las mujeres. Yo estoy dando clases en la Pompeu Fabra este año y solo hay tres chicos en una clase de veintiséis. Te diría que la realidad está cambiando y esto es solo la muestra de ello y que cada vez habrá más y más mujeres. También es cierto que reflexionamos mucho sobre las relaciones familiares porque cuando uno trabaja sobre un cine cercano, sobre la vida, la familia está ahí, al igual que están los amigos y están los afectos», comenta.Meritxell Colell asegura que desde la Pompeu Fabra se está haciendo una labor muy interesante a través de los trabajos de fin de carrera, de los que han salido largometrajes como ‘Las amigas de Ágatha’ o ‘Júlia ist’, dirigidos ambos por mujeres. «Como estos trabajos están libres de la estructura industrial de producción puede ser que las mujeres encuentren un lugar más fácilmente fuera de una industria más convencional», reconoce la cineasta catalana, para quien su contacto con el cine argentino, tan cargado de emoción y creatividad, ha sido determinante en el caso de ‘Con el viento’, su debut como directora de largometrajes. «Sí, efectivamente Argentina ha influido mucho en mí porque yo fui a Buenos Aires con 22 años y hablamos de una ciudad cultural que te revienta la cabeza. Allí ves todo tipo de arte y en todo tipo de formatos, desde espacios institucionales a espacios absolutamente alternativos, y todo eso te permite darle una vuelta más y repensar la cultura desde otro punto de vista. Cuando vuelves a casa digamos que lo llevas incorporado», sostiene la directora, cuya película ‘Con el viento’ se mira en el espejo de grandes títulos del cine argentino como ‘Un lugar en el mundo’, de Aristarain, que son capaces de llegar al corazón de la audiencia de una forma directa y sin necesidad de artificios. «El cine siempre tiene algo de artificio, porque siempre hay unas máquinas captando la realidad, pero cuando uno parte de esa premisa y juega con ello e intenta encontrar lo más verdadero pero desde lo más sencillo, eso me parece muy emocionante. Hace poco murió Jonas Mekas, que decía que simplemente el hecho de filmar una mariposa volando sobre una flor podía transformar el mundo. Y hay algo de eso, de la capacidad del cine de intensificar y poner foco en las pequeñas cosas, que son tan importantes y tan emocionantes y que en cambio en el día a día se nos pasan por alto. Me parece que ahí hay todo un campo que merece ser explorado», señala Colell. En ‘Con el viento’, además de las relaciones familiares, está muy presente el paisaje, la naturaleza y una clara reivindicación del mundo rural. «La película nace del impulso de retratar ese espacio tan querido que es el paisaje de mis abuelos. Y eso es lo maravilloso que tiene el cine, que un primer acercamiento por una necesidad digamos personal se convierte en algo más cuando empiezas a filmar. Entonces ahondas en esos paisajes, ahondas en lo que para nuestros abuelos era vivir en el campo y te das cuenta de la importancia de dar voz a esa otra forma de concebir el mundo en un tiempo en el que estamos constantemente sometidos a pantallas y a unas velocidades que son casi inhumanas. De repente te paras, dejas que la naturaleza se revele y ahí hay algo muy fuerte de reconexión», reconoce la cineasta barcelonesa, cuya formación en la sala de montaje ha condicionado en buena medida el resultado final de su primer largometraje. «El montaje es mirada, es latido, es pulso, entonces eso tendría que estar siempre en un director. Pero ha sido un proceso muy bonito compartirlo con Ana Pfaff, que es una gran montadora y que está detrás de muchas de las películas que han triunfado estos últimos años. Es bonito porque compartir las decisiones, decidir desde el diálogo, que es algo que también hicimos mucho en rodajes, no solo es enriquecedor para uno sino que es absolutamente transformador. Cuando uno verbaliza y va dándose la oportunidad de cambiar, de transformar lo que estaba ideado o preconcebido, es como que la película empieza a hablar por sí misma y es bonito cómo se comparte esa evolución».Para Meritxell Colell el trabajo de dirección de actores fue un reto, dado su escasa experiencia en este campo. «La verdad es que yo le tenía mucho miedo a la dirección de actores porque procedo del montaje y en este campo me sentía muy segura. Soy muy cinéfila, por lo que la aproximación a las formas del cine pues me es más fácil, pero lo que se entiende por dirigir a uno lo coloca en un lugar más extraño, más incierto. Y lo que hice fue llevarlo a mi territorio, que es el del diálogo. En este sentido también fue muy bonito el proceso de trabajar con cuatro maravillosas actrices. Mónica García y Concha Canal, que son las protagonistas, no tenían guión y fue un proceso casi alquímico, de ver cómo ellas iban encarnando esos personajes que están escritos y los iban haciendo suyos. A partir de ahí todo fluía con muchísima organicidad», comenta la directora catalana, que también va a dejar constancia este jueves en el Musac de su labor pedagógica con la impartición de una clase magistral que ha dado en titular ‘La emoción real en la ficción’. «Para mí es fundamental ese lado de pedagogía del cine, sobre todo por la importancia de la transmisión. Se ha perdido un poco esta cosa del maestro y del oficio, y qué bonito es, justamente, recibir y compartir experiencia más que conocimiento. Yo trabajo en ‘Cinema en curs’ (Cine en curso), que es un proyecto en el que llevamos el cine a las escuelas y los institutos públicos y lo hacemos desde las decisiones de un creador. No es tanto poner una historia en cine y ponernos en lo teórico, sino plantearnos y cuestionarnos cuáles son las decisiones que toma un creador en el proceso. Y así también está planteada un poco la clase en el Musac, de compartir el proceso creativo que hemos llevado a cabo para realizar la película, ver materiales, compartirlos, cómo se van tomando las decisiones, cómo llegábamos a los lugares...».
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