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¡Menuda pijada el Pegasus!

15/05/2022
 Actualizado a 15/05/2022
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En la ruralidad andan a la que salta. No sé si es que tienen tiempo «o quisió» —que decía la Tía Civila— pero el caso es que todavía no saltó la noticia y siempre hay alguien que ya lo sabía.

Pues ha vuelto a pasar, que es lo que de la presa del pantano para abajo llaman sucedido. Todavía no había dimitido a nadie Sánchez por andar achusmando unos de otros detrás de la sebe y en el pueblo ya hay dos vecinos a los que llaman Pegasus. Así, cuando se hace el recuento de vivos dicen sin pararse a explicar: Mediagorra, Cuatropadres, Farraperas, Perrotonto, La eminencia, Mesiapraos, Pegasus, Tumbacasas, Enderechaesquinas, Bailajotas, Creatrampas, Pegasus...

- Pegasus lo has dicho dos veces.

- Es que son diferentes.

- ¿No habíamos quedado en no repetir motes?

- Es una emergencia nacional, han dicho en el Parte, y habrá que ser españoles y mucho españoles, que para eso vino el Vicepresidente del Senado a inaugurar el

escudo y la bandera y nos alabó que no fuéramos nosotros de los que rompíamos España.

Y es que resulta que el famoso Pegasus aquí en la ruralidad nos parece una pijadina de poca índole. Es más, no solo no es un asunto mayor sino que es un asunto menor.

Ahora se ponen a averiguar por dónde le entra el agua al coco, que es una menudencia. Aquí en el pueblo siempre tuvimos gente que sabía las cosas y nadie sabe de dónde venían ni para dónde iban. Lo sabían todo sin necesidad de que se lo contara nadie ¿Pegasus? «Quisió», que diría la Tía Civila, el caso es que se sabía.

Lo único nuevo es el nombre. Ahora le llaman Pegasus pero de toda la vida de dios en el pueblo se contestaba a la pregunta habitual —«¿de dónde sale eso?»— con otro genérico realmente fulminante, que es la respuesta más temida: «Aquí se dijo».

¿Qué es aquí?, ¿qué se dijo?, ¿quién lo dijo?, ¿a santo de qué?...

Pues resulta que se llama Pegasus, mira tú qué pijada.

Y sin necesidad de chips ni sofguars ni móviles... a palo seco. «Aquí se dijo».

Con dejar la ventana abierta y saber escuchar el viento ya sobra.


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