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Mentiras económicas

12/12/2019
 Actualizado a 12/12/2019
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La mentira se extiende como herramienta para rebatir en la discusión política. Esta perversión hace inútil para el entendimiento al diálogo y propicia la reacción violenta. Cuando reine la mentira estaremos perdidos; evitémoslo. Por eso hablaremos hoy de algunas mentiras económicas recientes. Prefiero no distraer con el autor y aportar los datos reales, que debe ser lo realmente importante. Si contradicen algo oído hace poco es que «se la están intentando colar».

Un dato central es el de cotizantes a la Seguridad Social, que cuantifica las personas que trabajan en condiciones legales en España. En noviembre fueron 19.376.000, lo que supone el segundo mejor registro de la historia. Solo en noviembre de 2007 hubo algunos más. Esa cifra mejora la del año pasado en más de 400.000 personas y significa que no estamos en recesión en España. En consecuencia, si el paro crece, no es por despidos masivos, sino porque hay más españoles que nunca intentando trabajar. Es una buena noticia y en consecuencia el mercado laboral va bastante bien.

No podemos decir lo mismo de León. Los datos del Instituto Nacional de Estadística indican que mienten quienes dicen que le ha ido bien en esta autonomía, o que la UPL y el alcalde no tienen razones para reivindicar. A cierre del tercer trimestre, en el año 1981, León tenía 188.000 ocupados. En 2019 tenía 185.000, lo que supone que en 39 años ha perdido 3.000 empleos: se estancó. En el mismo periodo Valladolid pasó de 130.000 a 224.800. Es evidente que el contraste de la gestión autonómica sobre ambas provincias es ofensiva, incoherente con los objetivos de redistribución de la riqueza de la Constitución Española y contraviene la literalidad del Estatuto de Autonomía, con el equilibrio en el desarrollo de los territorios como objetivo. Para que no quepa duda, en ese mismo periodo España pasó de los 11.030.000 trabajadores ocupados a los 19.376.000 actuales, lo que significa que León perdió peso económico de forma dramática sin que la Junta moviese un dedo para evitarlo.

Otra verdad económica que contradice a quienes ven en Zamora una provincia lejana es su paso de 64.600 ocupados en 1981 a 66.500 en la actualidad –estancamiento, ¿les suena?– mientras la sedicentemente deprimida Ávila pasaba de 46.600 a 62.900. Una última mirada a Salamanca nos lleva a comparar el paso de 93.400 (1981) a 130.300 (2019) ocupados con la similar provincia burgalesa que pasó de 99.100 a 155.200 en la misma etapa.

En conclusión, como la ‘grey’ de la Junta no reconoce los graves desequilibrios entre las provincias de León y las castellanas, solo dejan una salida: la ruptura.
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