Mentir bien

Bruno Marcos escribe sobre 'La naturaleza de las cosas' que presenta en El Palacín más de cincuenta fotografías en las que aparece la naturaleza en la obra de Chema Madoz de las últimas cuatro décadas

Bruno Marcos
28/03/2023
 Actualizado a 28/03/2023
| CHEMA MADOZ
| CHEMA MADOZ
Durante mucho tiempo la fotografía fue excluida del selecto club de las Bellas Artes, el gran poeta francés Baudelaire, fundador de la modernidad, abominaba de ella, exigía que no pretendiera salir de su condición de sirvienta, que no se creyera más que la imprenta respecto de la literatura, es decir, como mucho un medio técnico a disposición del arte. Precisamente, decía esto poco antes de que todo el arte se fragmentara como un cristal roto al perder su función mimética para representar la realidad, justamente porque la fotografía se la arrebató.

Me viene al pensamiento esta reflexión al salir de la exposición titulada ‘La naturaleza de las cosas’ del fotógrafo Chema Madoz, que se podrá visitar en El Palacín de León hasta el 30 de junio, seguramente porque el visitante de esta muestra no tiene la sensación de haber contemplado una serie de imágenes tomadas simplemente con una cámara fotográfica sino de haber visto otra cosa. Para el aficionado a la fotografía y para el público en general las composiciones de Madoz son ya muy conocidas, divulgadas en los medios y en las salas de exposiciones desde los años ochenta. Lo que el autor presenta, con renovado ingenio a lo largo ya de varias décadas de trabajos muy similares, son colecciones de imágenes que acaban de componerse en la mente del espectador poniendo en juego automáticamente asociaciones formales que acaban desencadenando contenidos poéticos o simbólicos. Aunque la existencia de las cosas producidas es absolutamente falsa, Madoz se esmera en mentir bien, en que partan de objetos reales —algunos de los cuales se pueden ver en vitrinas en la exposición—, en que la luz sea natural y en que no medie más artificio que el propio del método fotográfico. Los resultados no tienen truco, las cosas se encuentran realmente ante la cámara, como el paraguas y la máquina de coser en la mesa de un forense de los primeros surrealistas pero sin azar, con la evocación icónica del repertorio mental colectivo.El argumento del comisariado se ha buscado en la presencia de formas naturales seleccionando piezas en las que aparece algo vegetal, mineral, animal o paisajístico. Esta intención organizativa se engloba bajo un título un tanto ambiguo de resonancia clásica que, de entrada, indica algo que viene a ser lo contrario a la obra de Madoz en la que no se presenta nunca la realidad esencial de lo retratado sino el poder de sus formas para evocar otras. Seguramente se ha querido señalar simplemente que en estas imágenes hay formas que sugieren formas naturales.

Efectivamente, la fotografía como representación mecánica de lo existente pudiera ser aséptica, documental, repetitiva y aburrida como lo es casi siempre la realidad cotidiana. Lo que Baudelaire quería expresar era su rechazo a que se extendiera la idea de que el hecho técnico eliminase todo lo que la obra de arte tiene de enriquecimiento de la realidad. De hecho el poeta que, como crítico de arte, defendía una crítica apasionada, política y parcial, acabó añorando los panoramas, esas recreaciones algo infantiles que se construían como ilusiones ópticas. Prefería visitar el pasaje de los panoramas de París con escaparates llenos de esos artificiosos dioramas a contemplar las obras de los pintores paisajistas de su tiempo porque, para él, los artistas fracasaban no por no ser capaces de capturar la realidad sino por no ocuparse de mentir bien.

‘La naturaleza de las cosas’ es una exposición del fotógrafo Chema Madoz que reúne en El Palacín hasta el 30 de junio más de medio centenar de fotografías de las últimas cuatro décadas.
Archivado en
Lo más leído