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Medio pan y un libro

20/01/2017
 Actualizado a 09/09/2019
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La textura de este día invernal es un viaje imborrable. Sin duda. Lo veo hasta con los ojos bien cerrados. Existe misterio en los olivares, los paseos con agrias y diminutas naranjas, escasos caquis y alguna fuente amarga.

La textura de este día invernal se llama Granada. En ella trabaja la belleza desde muchos siglos atrás y una siente como propio el ángel de la inspiración en movimiento. Es Granada la ciudad de La Alhambra con sus leones quietos y sus fuentes serenas, los blancos y empinados barrios del Albaicín y el Sacromonte con sus cuevas y tablaos gitano-flamencos más o menos ortodoxos, el Paseo de los tristes y La cartuja. Pero Granada es también el inmenso Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, hijo de un terrateniente y una maestra que le infundió el gusto por la literatura, nacido en Fuente Vaqueros, «pueblo de imaginación y alma clara y risueña como el agua» en sus propias palabras durante el fluir de su discurso nada despreciable pronunciado en la inauguración de la biblioteca pública de su pueblo natal en 1931, titulado ‘Medio pan y un libro’. ¡Cuánto he gozado con su lectura! Tanto es así que lo he vuelto a releer varias veces. Está tan lleno de verdades como puños y maravilla, estilo ágil, elegante, atrapante. Pues nadie osará decir que no es una maravilla pregonar que todo ser humano tiene derecho a la cultura y que justamente es la cultura quien nos construye, quien nos hace libres. De manera que, entre otras cosas, «los avances sociales y las revoluciones se hacen con libros» y mientras «los hombres se mueren ellos quedan más vivos cada día». Por eso son más necesarios que el pan. ¡Qué grande Federico García Lorca! Tus libros, sí, están vivísimos. Va para 81 años que la dictadura franquista te arrancó de este mundo y aunque no sabemos todavía adonde está tu cadáver muy a menudo entras en nuestras conversaciones, en nuestros momentos artísticos, en nuestras lecturas, en nuestra soledad, en nuestras canciones, como descubren las voces de Teresa Berganza, Enrique Morente y Amancio Prada con el libro-disco ilustrado por Juan Carlos Mestre Federico García Lorca: poeta en Galicia. En fin, que si lo último resultase poco debo comentarte que existe en Granada una guía que lee a los turistas tu bibliotecario discurso y éstos aplauden con ganas. Gracias, Chelo, gracias, «Granada, tierra soñada por mí» tal como escribió el compositor mexicano Agustín Lara.
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