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Me tiro al mar sin manguitos

14/06/2015
 Actualizado a 11/09/2019
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Yo me tiro al mar sin manguitos. Pero al mar de verdad, al de Gijón, que tiene olas y acantilados, porque me tiro para que me coma y no me suelte hasta que QuintyGonzález, el poeta del amor, gane el premio Nobel... de Matemáticas.

Y sabéis que Quinty sí opta al Premio Nobel de Literatura en cuanto la reforma laboral mejore del carbunco que le entró. M’explico, él es muy buen poeta pero es albañil, experto en tejados. Ymalicia él que al estar más cerca del cielo pues las musas lo encuentran primero y siente cómo le dictan versos, con rima en consonante, como no se han escuchado otros en los mejores salones. Pero la puta desgracia del obrero, el encargado de la obra no le deja bajar a apuntarlos y la mayoría de los versos se quedan en las piezas del andamio. Pero cuando se valore al obrero y al poeta... veremos.

Yvuelvo al suco, que me esnorto. A que me quiero tirar al mar sin manguito y no doy marcha atrás que rompí el retrovisor. Vale que venga a berrar Paquirrín a las fiestas de la Palomera y haya que darle dinero a mayores de los bocadillos de bacon con queso y los gin tonics con esencias de gato atropellao (que ya es dinero), lo aguanto, aunque dios quiera que le de un torzón que en cuánto más berre más le duela y si para se le hincha la matriz, pero que ahora tenga que aguntar en Sálvame diario a Vargas Llosa ya me parece una excentricidad que sólo puede acabar con Belén Esteban de secretaria perpetua de la Real Academia de la Chingua.
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