Me tienen calentito

26/08/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Me tienen calentito. Por no decirlo de otra forma, pero ya se pueden figurar hasta dónde me tienen. Les hablo del incendio de la zona leonesa de La Cabrera, que está extendiéndose dirección a Zamora. No creo que nadie, excepto cuatro sinvergüenzas y algún irresponsable estén en desacuerdo conmigo. No tengo pelos en la lengua para hablar de pirómanos por afición o por ignorancia. Hace menos de dos meses que visité uno de los nombrados «pueblo más bonito» de España, Santiago de Peñalba. Hacía un año que no subía a esos montes, y pasé de quedarme boquiabierto al ver las lomas de las montañas cubiertas de un manto verde, a ver esas mismas montañas coloridas de un negro ceniza de lo más irritable. Tan irritable porque se acusa a un ganadero del incendio que acabó con uno de los paisajes bercianos más bellos y reconocidos, solo por realizar una práctica de lo más extendida, la quema de rastrojos, o la quema de monte para conseguir pasto. Como si a este mundo cubierto de contaminación le sobraran pulmones. A estas horas, cuando estoy escribiendo estas líneas, puedo asegurarles que se cuentan más de 8.000 hectáreas calcinadas, pero cuando usted lea esto, me temo que muy a mi pesar, serán otras tantas más. Vamos a hacer un ejercicio de visualización de esos tan usados, pues la superficie de monte arrasada sería igual a 13.400 campos de fútbol.

Si es verdad que el incendio está estabilizado, la pasada noche apenas avanzó, pero sigue ardiendo, como desde la tarde noche del pasado lunes. Cinco días en los que cuatrocientos efectivos, 16 helicópteros y dos unidades de la Unidad Militar de Emergencias, han hecho todo lo posible por acabar con la vergüenza que para muchos es fulminar uno de nuestros orgullos, algo que a muchos nos hace hinchar los pulmones con «oxígeno limpio» cada vez que volvemos de una gran ciudad.

Esos bomberos, brigadistas… han conseguido que cuatro pueblos que fueron evacuados a lo largo de esta semana puedan seguir siendo habitables, pero no han podido hacer nada por sus paisajes que se quedan vestidos de negro, como los de Santiago de Peñalba y otros tantos lugares de El Bierzo, León y España en estas fechas. Lo que pocos recuerdan, es que se tardan cientos de años en recuperar zonas como esas, montes raros, arboledas, bosques… y a veces nunca vuelven a lucir como antes.

En resumen, llevo casi tres días sin ver el cielo azul en El Bierzo, solo se ve un manto gris y al fondo, tras las montañas, una columna de humo que cubre las mismas como si fuera niebla, ahora mismo solo distingo su silueta. Y es que, no sé ustedes, pero no suelo ver mucha niebla en agosto.

@marcosyebra

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