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‘Me se’ colapsa la centralita

18/07/2021
 Actualizado a 18/07/2021
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Me se’ ha colapsado la centralita, que decían los clásicos del oficio, con el asunto de los motes como la mejor definición posible del paisano, paisana u ornitorrinco, que no es un apodo, es una entrada de la Real Academia de la Lengua, de la Ruralidad, eso sí, que la del idioma es asunto para gentes que se sientan en una letra.
Por cierto, menos mal que el periódico ha entendido la paridad y de los asuntos de las Filósofas de lo Rural con Bata Guateada al Salir al Panadero se va a encargar ‘La Ludi’, que menudo fichaje, es de las que pone el parte del transistor y lo que dice ya lo sabía ella. Atentos a La Ludi, que aprieta.

Vuelvo al suco, que me esnorto. El asunto de los motes que definen, me decían los mensajes de voz que no sé abrir si no hay más que los de El Tumbao y Farraperas y aquellos del otro día, que habrá más machos, hembras y hemafroditas en tantos kilómetros de España vacía, que aunque estén poco poblados tienen espacio de sobra para no verse cuando salen a tender.

Y los hay. Faltaría más. Sin ir más lejos, que hay que volver y menudo precio que tiene la gasolina.

Y es que aunque en el carné te pongan García y Fernández los apellidos no definen, ¿dónde vas tú apellidándote Fernández? pero los apodos sí. En todos los pueblos, al menos en los que yo piruleo,  nunca falta un Bailabotes y un Bailajotas, que ya sabes tú de qué van; pero a su lado anda un Baldragas para uno del grupo de los poco amigos de la actividad, que otras veces son El Tumbao o El Descarretao. El Morrosko suele ser fuerte y noble; el Apanarrado nunca mata el hambre, ni a base de pan; El Apretao no suele pagar los vinos; El Chispa sí, pero los bebe; El Baranda ni el vino ni el agua; con El Bodoque poco trato; con el Cagapraos poco camino; con el Cagaprisas poca conversación; al Candajo no le cuentes nada que lo chiva; La Garduñona te pondrá en apuros con el mando natural nada más que pueda; con el Gatamuso ten cuidado que disimula y al Himplado no le ataques que llora.

Y más que guardamos por si viene un guaje, que no parece de momento, y hay que bautizarlo como dios manda.
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