Me quedo aquí a pintar

Fabero clausura las becas artísticas Cian-m. La pintora ukraniana Jelena Kazoka se ha sumado al proyecto en marcha y deja como gratitud su huella con un gran mural

Diana Martínez
20/08/2016
 Actualizado a 19/09/2019
Referencias a la minería en el mural artístico que la artista ucraniana está realizando sobre una pared del parque de Fabero.
Referencias a la minería en el mural artístico que la artista ucraniana está realizando sobre una pared del parque de Fabero.
Jelena Kazoka, siente desde niña pasión por la pintura.  Nació en la ahora ucraniana población de Bełz, en la frontera con Polonia y unos años más tarde vivió al pueblo minero de Czerwonogró. Allí, en la escuela de artes plásticas, tuvo su primer contacto con el arte. Ahora trabaja en Riga, en Letonia, en asuntos relacionados con la contabilidad, pero su tiempo libre lo dedica a lo que ha sido su formación y su auténtica vocación, el arte.

Algo quiso que el proyecto artístico Cian-m que se desarrolla en Fabero llegara a oídos de Jelena. Quizás había ciertas las similitudes entre Fabero con ese pueblo minero que la vio crecer. Y se plantó en Fabero, con su esbelto currículum artístico, que convención al promotor de Cian-m, Tomás Bañuelos, que ha posibilitado la estancia de Jelena en la villa durante estos días junto a los ocho becarios seleccionados. A cambio, la artista ucraniana dejará su impronta, regalando a la villa un tremendo mural en el parque, que evoca el espíritu minero de Fabero y que también vio crecer a Jelena.

Fabero cierra este fin de semana la segunda edición de su programa de becas artísticas Cian-m, en colaboración con la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. El proyecto, impulsado por el escultor faberense Tomás Bañuelos, vicedecano de Estudiantes y Salidas Profesionales de la Facultad, pone el broche de oro a la edición 2016 con un evento de clausura de la actividad de los becarios este sábado día 20 a las 19:00 horas en el Pozo Julia .
Un acto que servirá a la vez, para inaugurar la exposición de piezas artísticas creadas durante las últimas tres semanas de estancia y trabajo en Fabero de los ocho becarios de esta edición, alumnos de Bellas artes de la Complutense, que han estado coordinados por Soraya Triana.

Tomás Bañuelos apunta que con esta exposición «se intenta poner en valor todo este trabajo, poner a la vista de los demás el esfuerzo que ha supuesto para muchos de los alumnos ponerse en situación, ponerse en clave de Fabero, abandonar el ejercicio y ponerse la capa de la creación libre».

Los becarios han creado aproximadamente medio centenar de piezas entre escultura, pintura y fotografía, con el patrimonio industrial y el paisaje minero de Fabero como fuente de inspiración y sugestión. Algunos han encontrado en los restos de metal de las instalaciones mineras su material de creación. Otro han visto su musa en las piedras y en fragmentos de carbón y otros han practicado el modelado.

Han sido tres semanas de convivencia y trabajo, de residencia en las recién habilitadas viviendas turística del Pozo Julia y desplazándose a los talleres de trabajo del Pozo Viejo. Tres semanas de vida en un pueblo alejado de su día a día que les ha acogido con calor e ilusión.

Y es que, en los becarios Cian-m Fabero tiene puestas algunas de sus esperanzas de futuro. Desde las instituciones hasta los vecinos han visto la capacidad de difusión y de atracción que tiene el arte y como estos becarios, como ya ocurrió el pasado año, pueden convertirse en auténticos embajadores de Fabero.

Tomás Bañuelos vuelve a insistir en la necesidad de que las instituciones más grandes se impliquen y se interesen con este proyecto, porque hace falta invertir en mejorar las instalaciones de los talleres del Pozo Viejo. En uno de ellos el tejado se ha venido abajo. Y es que, su sueño y su objetivo pasa por convertir Fabero en un lugar de referencia y de inspiración para muchos artistas, nacionales e internacionales a lo largo de todo el año. «Si les ofrecemos un lugar para trabajar, una residencia, ellos se procurarían lo demás estoy seguro que muchos se interesarían por venir a Fabero a crear y luego a enriquecer».

El trabajo de estas tres semanas ha estado plagado de vivencias. Desde la interesante historia de Jelena hasta el cuadro que  una de las alumnas tuvo que dejar a medias porque un incendio forestal destruyó el paisaje que estaba pintando.  
Fabero despide a sus becarios de este año y espera ya las nuevas ideas de Tomás Bañuelos para la próxima campaña con las que seguir llenando la villa de arte.
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