¡Me operó un veterinario!

Siendo una niña, recuerdo que mi padre se tuvo que someter a una intervención quirúrgica en el Hospital de la Regla de León. Trascurridos unos días, aún ingresado durante el posoperatorio, me dejaron ir a visitarlo con mi madre. Tenía dolores, poca paciencia y cada poco exclamaba: «¡Me operó un veterinario!» La visión de mi padre en camisón hospitalario jurando en arameo y mi mente imaginando al veterinario que yo conocía, que atendía a las vacas de la casa de mi abuela, operando a mi padre, me impresionó de tal manera que nunca he olvidado aquella tarde. Sin embargo, esta experiencia de mi niñez no evitó que desde que puedo recordar siempre he querido ser veterinaria y llevo ejerciendo esta profesión que me apasiona 22 años. Desde las administraciones públicas, últimamente se viene proclamando el concepto ‘One Health’, que implica la estrecha relación entre la salud humana, la sanidad animal y la defensa del medio ambiente. Sin embargo, pocas actuaciones llevadas a cabo hasta el momento demuestran que esa iniciativa se esté trasladando a la práctica. La salud animal, ambiental y humana están tan interrelacionadas que es una sola. A esto se refiere este concepto. Cualquier factor que incida en la salud animal, o en el medio ambiente, repercute directa o indirectamente en la salud humana. La defensa de la salud y la prevención de la enfermedad en las poblaciones humanas sólo es posible de forma integral junto con la prevención sanitaria en animales y medio ambiente. Si no se controlan enfermedades como la brucelosis, tuberculosis, leishmaniosis, leptospirosis, Crimea Congo, fiebre Q, tanto en animales de producción como silvestres o de compañía, las personas acabarán enfermando, ya sea por contacto directo, a través de los alimentos o incluso el aire que respiran, y son los veterinarios y las veterinarias, quienes, coordinados con otros profesionales sanitarios como médicos y farmacéuticos, pueden prevenir y controlar la salud animal y los alimentos que se van a consumir, de modo que se pueda garantizar la salud pública. Ante la pasividad de la Junta de Castilla y León para reconocer e incluir a todos los centros de trabajo, públicos y privados, veterinarios en el registro de Centros, Servicios y Establecimientos Sanitarios del Sistema de Salud de Castilla y León, los propios veterinarios, a través de su organización colegial crearon de forma voluntaria una red de vigilancia epidemiológica para conocer la evolución y el grado de propagación de la Covid-19 en los animales, así como de otras enfermedades de origen animal. Durante el periodo inicial más duro de la pandemia de la Covid-19, el Laboratorio Pecuario de León se incorporó el 20 abril de 2020 a colaborar con la realización de PCR, fue el 20 de abril porque no está en la red de vigilancia epidemiológica de CyL, al no estar reconocido como un centro sanitario y necesitó la autorización del Instituto de Salud Carlos III, si hubiera estado en la red hubiera podido hacer PCR desde el primer momento. La única manera de reducir y racionalizar los costes de la sanidad asistencial es invertir en salud pública y medidas preventivas que solo se pueden instaurar de manera eficaz si se dispone de una red de vigilancia epidemiológica que suponga la integración de diferentes disciplinas científicas para comprender y combatir las causas de las enfermedades comunitarias y que tiene tres proyecciones: el ser humano, los animales y el medio ambiente. Todos los centros de trabajo de los profesionales de la salud pública veterinaria, públicos y privados, se deben autorizar y registrar como centros sanitarios, es urgente.

Papá, nos dejaste demasiado pronto, supongo que siempre es demasiado pronto para perder a un padre, siempre me decías: «Hija, estudia, eso no te lo podrán quitar nunca», no pudiste verlo, pero estudié papá y sigo estudiando todos los días, soy veterinaria y tenías razón, eso no me lo van a quitar nunca.

María Rodríguez es doctora en Veterinaria por la Universidad de León (ULE).