18/07/2021
 Actualizado a 18/07/2021
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Una señora, cuyo nombre y apellidos me abstengo de desvelar, me ha recriminado porque un funesto hecho tripartito, según ella, «me la refanfinfla». Se arroga así de sumo saber sobre mi pensar o grado de erección. Por mi parte, bien sabe Dios que en la disputa dialéctica no tengo, de todas las posiciones posibles, ningún deseo de estar por encima de ella.

En el diccionario académico, el vocablo refanfinflar (repampimplar y otras variantes) no estaba registrado. No figura en el ‘Breve Diccionario Etimológico’ de Juan Corominas, en su tercera edición de 1973; ni en el de María Moliner, en su primer ‘Diccionario de Uso del Español’, de 1980; ni en el ‘Diccionario Ideológico de la Lengua Española, de Julio Casares (1963)’. Figura en el ‘Diccionario de Expresiones Malsonantes del Español’, de Jaime Martín (1974); y en la ‘Enciclopedia del Erotismo’, de Camilo José Cela (1976-1977). Ya se incluye en el ‘Diccionario del Español Actual’, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos; así como en la segunda edición del diccionario de María Moliner.

La presencia de esquemas fonológicos recurrentes, como vocales del mismo timbre y consonantes de igual articulación es una de las características de las creaciones léxicas. Lo que no nos da respuesta a la pregunta, pero ¿quién demonios o coños las crea?, ¿cuándo, cómo y por qué surgen?. Evidentemente algún varón o hembra las ha creado, pero se tiene la impresión de que surgen en la lengua hablada o escrita por generación espontánea.

Si nos fijamos en la estructura de ‘refanfinfla’, desde el punto de vista del significante, hay la repetición de tres efes y la alternancia saltarina a-i-a. Y la iteración en re-. Desde el punto de vista del significado, el ‘la’ se refiere ‘in absentia’ a cierto aparejo de la anatomía masculina, de acuerdo con otras expresiones paralelas y aún mas vulgares como: ‘me la suda’, ‘me la trae al pairo’, ‘me la trae floja’, ‘me la trae fresca’, ‘nos la bufa’.... Hay que distinguir estas expresiones de carácter erótico de otras ajenas a lo sexual que también entran en la sinonimia de refanfinflar como: ‘me tiene sin cuidado’, ‘me importa un bledo’, ‘me es indiferente’, ‘me da igual’, ‘me da lo mismo’, ‘me importa un comino / rábano / pimiento / carajo’...

El origen de esta locución es indudablemente cómica y, a la vez de uso castizo, despectivo, vulgar y malsonante. Y no está nada claro la manera de encontrar un episodio o un hecho concreto de su nacimiento. Se decía que el testimonio más antiguo encontrado se daba en un chiste de 1973, del humorista español, exiliado en Francia, Andrés Vázquez de Sala. Pero existe una referencia mucho más antigua. Hay un período del que nos ha llegado las primeras escasas noticias escritas de esta expresión, lo que hace pensar que entonces, a comienzos del siglo XVII, fue cuando ‘me la refanfinfla’ se consolidó en castellano. Parece ser que todo se debe a unas famosas estrofas que pocos recogieron en papel, lo que podía indicar que eran canciones populares y ya estarían dedicadas a algún personaje importante, y quien sabe si incluso a la reina Isabel de Borbón, objeto de otros versos satíricos como los de Quevedo: «Entre el clavel blanco y la rosa roja su majestad escoja», con un juego de palabras sobre la cojera de la reina. Una chirigota escrita por aquella época dice así: «Gira y gira la moninfla / de esta reina boba y lerda / gane guerras o las pierda / que ya su fama se desinfla // Ya su fama se desinfla / pero poco importa ya / porque a mí lo mismo da / y al rey se la refanfinfla».
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