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Me gusta llevar los cordones desatados

09/11/2021
 Actualizado a 09/11/2021
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Si lees este artículo es porque el viernes pasado no me dieron el premio de Círculo Rojo en la sección de relatos por mi libro ‘Me gusta llevar los cordones desatados’, al que estaba nominado. ¿Que qué hubiera dicho?:

«Me encantaría presentaros a Joaquín O, porque merece la pena, el protagonista de este libro. Le podréis conocer desde los treinta a los cuarenta años en estos once relatos. Si os fijáis un poco en la portada, le veis haciendo virabadrasana ll, la postura del guerrero, porque nuestro Joaquín está enamorado de la bella Natalia, profesora de yoga, lo que supone toda una conquista. Por supuesto, está con los cordones desatados, pues es un espíritu libre alejado de los convencionalismos sociales y culturales. En el pantalón, ‘Minimalism’, minimalismo, que lo practica eliminando lo material, las ideas y no está claro si también a las personas. En la camisa, el cuatrisquel verde, símbolo celta, con los cuatro elementos mirando a la derecha, que significa la pasión por la vida y que representa a ADAS, una asociación colaborativa de León. Porque nuestro Joaquín O, aunque ande un poco perdido, busca su sentido de la vida: en la tribu, en búsqueda de pareja, con sus amigos –Cronopio luminoso, el gran maestro Sako o PAS Caroline– o en su familia (en este sentido, un momento especialmente significativo para él lo descubriréis en el último párrafo del último relato cuando va a visitar al padre Justino, su profesor de latín de cuando estudiaba en los marianistas en Jerez). También busca su sentido de la vida en la misión o propósito, sobre todo después de sufrir una catarsis subiendo la cara oriental del Pico Gilbo en la que estuvo a punto de morir y fundó precisamente con la bella Natalia la séptima rama escindida de la cuarta de la secta mormona del V milenio. Y busca su sentido también en la trascendencia, sobre todo en sus paseos por la naturaleza. Y, por último, en cómo edita su vida, a través de su grupo de escritura creativa, los conectivos divergentes (solo les une la divergencia) con los que se reúne cada quince días y de su grupo de música, Espanto. Mientras hace su asana de yoga, le veis con una gorrita donde pone PAS, pues nuestro Joaquín O es una persona altamente sensible, un rasgo neutro de personalidad que afecta al 20% de la población y que a él le cuesta gestionar y le acarrea divertidas situaciones. De fondo, el Musac, el museo contemporáneo de Castilla y León, con sus colores imitando las vidrieras de nuestra Catedral de León. León, cuna de magníficos escritores. Y, si sois observadores, veréis una estrella, y dentro una balanza, símbolo de la justicia, en honor a mi padre, juez, al que dediqué el libro después de fallecer y al que ahora dedico también este premio: «Para ti, Paquito, para que desde el cielo me sonrías».
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