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Me declaro tránsfuga

18/03/2021
 Actualizado a 18/03/2021
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"A cualquier otra parte" cantaba Dorian, y sin saberlo, alentaba un transfuguismo vital del que estas semanas se adueña la política. La etimología latina de tránsfuga lo define como «persona que huye de un lugar a otro» o a cualquier otra parte. Y es curioso como ese concepto de huida se ha perdido en la definición política pero sigue calando su esencia. Al fin y al cabo, el político tránsfuga es quien ostenta un cargo público que no abandona a pesar de separarse de la organización bajo la que se presentó como candidato. Es el que protagoniza una huida hacia adelante con la que amarrarse a lo público con demasiada ansiedad y bastante poca moralidad.

El tránsfuga político no puede ser un incomprendido, ni un crítico o un abnegado comprometido con cumplir el programa. Porque discrepar y renegar de unas siglas para calmar la decepción y mantener una dignidad que el mercadeo partidista pretende mancillar se completa renunciando al acta personal. La actualización del Pacto Antitransfuguismo señala de forma transparente que son tránsfugas quienes «traicionando al sujeto político que los y las presentó a las correspondientes elecciones hayan abandonado el mismo, hayan sido expulsados o se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes». Así se protegen inútilmente los partidos de sí mismos, de los suyos sin palabra. Son tránsfugas los tres nuevos consejeros de Murcia que traicionaron a Ciudadanos y lo serían los procuradores de las Cortes de Castilla y León que el lunes no voten lo marcado por su grupo en nuestra moción de censura. Cualquier otro relato será una pamplina.

Ante esta realidad vergonzante me declaro tránsfuga. Pero a lo Dorian, para habitar cualquier otra parte que no sea este sumidero en el que ha convertido la política española el sanchismo podemita extendiendo la misma falta de ética que critican al transfuguismo. Su única ideología es conservar el poder y evitar que existan otros poderosos.
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