"Me aterra el borreguismo"

El leonés Ángel Lorenzana presenta esta tarde en La Corsetería su primer libro de relatos, ‘Arreboles. La sonrisa del otoño’, una colección de 36 historias que podrían parecer tristes pero con una ventana a la felicidad

Fulgencio Fernández
21/06/2019
 Actualizado a 17/09/2019
El libro cuenta con  ilustraciones recortables de Ramón Villa, en la foto la de la portada.
El libro cuenta con ilustraciones recortables de Ramón Villa, en la foto la de la portada.
Alguien, Ángel Lorenzana por ejemplo, que está acostumbrado a viajar por las mentes humanas siempre siente la necesidad de viajar por los mundos que en ellas encuentra. Y así es como desde siempre le gustan las puertas abiertas, los caminos en los que la nieve aún está sin pisar, que haya ideas flotando en el aire a la espera de que vuele alguien que las atrape, para ver qué hay detrás de la puerta, qué se siente al pisar la nieve virgen o qué le sugieren las ideas que roba al viento. Y después, a buscar respuestas. A escribirlas»

Son las primeras palabras del prólogo de ‘Arreboles (La sonrisa del otoño)’, el primer libro de relatos del citado Ángel Lorenzana, que esta tarde lo presenta (a las 20.30 horas) en La Corsetería (en la calle Cascalería, 3).

Y es que después de una vida dedicada a la psicología, a leer en las mentes humanas, y con una tremenda pasión por la lectura era el camino más lógico llevar a un libro esas historias que antes había ido sembrando en las páginas de un periódico digital, León7Días. «Escribir es muy complicado, la palabra escritor me da mucho respeto, tanto que a mi me gusta decir que soy un juntaletras que poco a poco va aprendiendo».  

Y para su primer libro, que recoge relatos de diferentes épocas, algunos de hace décadas, ha elegido la palabra ‘Arreboles’, esas nubes rojas que tanto nos atraen, a las que todo el mundo dispara una fotografía y acaba en la pantalla del ordenador o el móvil. Pero estas estampas de nubes serían imposibles sin el sol. Necesitan una luz detrás y una iluminación, como los relatos del libro de Lorenzana serían imágenes que no dirían nada si él no pusiera detrás el sol de su mirada. «Arreboles es una palabra que en castellano cayó en desuso, pero en Sudamérica se sigue usando con frecuencia, muchas veces como sinónimo de coloretes, de sonrojarse». Y en estas palabras hay otra información importante para entender los relatos del leonés, su pasión por la literatura latinoamericana, por Borges, por Cortázar...

Y le ha puesto una segunda parte al título de la recopilación de relatos, ‘La sonrisa del otoño’, para regalar al lector otra clave de lo que va a encontrar en el libro: «Con esta expresión quiero indicar que los relatos miran mucho hacia el otoño y todo lo que significa: la última etapa de la vida, los perdedores, los tristes, los ancianos, incluso los desesperados; pero con la palabra sonrisa, para darle una nueva mirada, una nueva vida, no todo es depresión, también existen los paisajes del otoño, los colores del otoño, los más bellos del año. Por eso yo busco otra mirada, una salida, a lo que ayuda por cierto las magníficas fotos de Valentín Costo y las ilustraciones de Ramón Villa, que son recortables».

En los relatos de Ángel Lorenzana viven caballos, mariposas, ancianos, lobos, alcaldes, parlanchines, esclavos, reyes, mendigos… en fin, la gente que anda por los mundos de esperanza de su autor. «La sociedad nos ofrece miradas de más tristeza que alegría, porque no las endulzamos. Yo si veo en un parque a un hombre solo me siento a su lado, eso quiero que sean mis relatos, que combatan este amaneramiento de la sociedad que nos conduce a ver la soledad, por ejemplo, como algo negativo, malo. La alegría no tiene sentido, no la valoramos, si antes no sufrimos la tristeza. Me aterra el amaneramiento social, el borreguismo, el hacer las cosas por rutina, cada domingo lo mismo, cada verano lo mismo...».

Lorenzana explica cómo nacen los relatos del libro. «Me surge una idea, veo una historia, y la escribo, pero en veinte lineas, en dos o tres folios como mucho. No me veo escribiendo una novela larga».
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