Mauro, más que un entrenador

24/07/2020
 Actualizado a 24/07/2020
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Hay personas en la base quese convierten en héroes a pequeña escala para los cientos de chavales que pasan a lo largo de la vida por sus manos. Cada equipo y época tiene los suyos, y cualquiera que jugara en ellossabría decirte tres o cuatro nombres que respondían a ese perfil. Y en un histórico como el León Club de Fútbol, Mauro era sin duda uno de ellos.

Empezó echando una mano, por supuesto de forma desinteresada como todo lo que hizo por ese equipo, o más bien por los chavales que lo con formaban, que eran siempre su prioridad. Pero poco a poco fue yendo a más su labor, pasando a ser segundo y luego primer entrenador.

Lo hizo en categorías pequeñas, en esos alevines e infantiles en los que además de entrenar tienes que ejercer un poco de padre y sobre todo ser enormemente paciente para aguantar la guerra que todos le dábamos. Siempre con el entusiasmo por bandera, intentando aprender para trasladárselo a sus chicos, buscando por encima de ganar el partido que todo el mundo estuviera bien y contento, siendo en definitiva más que un entrenador.

Aún así, ganó alguna liga o Copa, y mirándolo ahora con perspectiva, buscando fotos antiguas y viéndole celebrarlo en los vestuarios, creo que lo disfrutó más que ninguno de los que jugábamos. Y desde luego, que lo merecía más que nadie.

Y es que era además de esa gente que sirve de nexo de unión, que en un club con personalidades muy distintas era quien mediaba y a quien todos acudían y apreciaban. Era quien usaba sus vacaciones para irse una semana con sus chicos a un torneo de verano (vaya cara de alegría se le quedó cuando en uno de Palencia, en el que su equipollegó a la final, aparecieron por sorpresa su mujer e hija en ella). Quien te podía amenazar con una colleja pero se sacrificaría hasta donde hiciera falta por ti. Quien consiguió dejar huella y poner su granito de arena en múltiples guajes en una etapa de la vida trascendental.

Él, cartero de profesión, bromeaba con que la calle 9 de Febrero, la del Carisma del que era asiduo, se llama así porque estando sin nombre él lo sugirió, pues era la fecha de su cumpleaños. No sé si es cierto o no, pero me gusta creer que sí. Y si en vez de eso se llamara calle Mauro Vázquez, merecido sería.Descansa en paz, míster.
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