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Matar a Franco no era barato

19/06/2022
 Actualizado a 19/06/2022
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Cuando el nuestro Nepo se hizo jugador profesional de ajedrez debería ser algo tan raro como que Farraperas lograra una plaza de astronauta en reconocimiento al buen funcionamiento de los motores que ataba con alambres o que los de Ikea hubieran montado su imperio en base a la filosofía de Casimiro el carpintero, que cuando te iba a colocar un armario y dejaba huecos por los dos laterales no se venía abajo y hasta te echaba la bronca: «Si no hacéis las casas a escuadra no esperéis que se ajusten los armarios a las paredes». Y tenía razón, no se ajustaban, tanto que hasta podías poner una estantería en el sobrante de la falsa escuadra.

Pero no nos extrañó que Nepo –«temprano madrugó la madrugada»–se hiciera jugador profesional de ajedrez, como Arturito Pomar el que salía en el No-Do del cine del Casino, porque era sobrino de Nando y de Mael, que es tanto como gritar «la imaginación al poder».

Mael era el único capaz de matar a Franco cada tarde de los años sesenta sin inmutarse, todos los días a las ocho en punto de la tarde con la connivencia de su vieja Telefunken que, decía él, «coge Radio Pirenáica», aunque nosotros sólo distinguíamos ruidos.

- ¿Qué dijo Mael?

- Que palmó Franco; lo tienen embalsamado y las imágenes que salen en el No-Do son viejas.

Lo íbamos gritando por la calle y ostiazo que te crió. Matar a Franco no salía gratis por entonces. Mael se escondía detrás de esas cosas y de que se le aparecía la Virgen, los primeros jueves de mes, para que no le hablaran del hambre que quitó cuando el estraperlo.

Nando era otra cosa. Era adivino, mago y cartomancio, las tres cosas a la vez, así lo explicaba siempre Nepo, que era el que lo llevaba en coche para que consultara a Pitita Ridruejo. Nando se escondía detrás de esas cosas para tapar que cada pocos años sacaba a un huérfano de San Cayetano, lo criaba con él y cuando ya estaba para salir al mundo pues iba a buscar a otro.

Con gente así, cómo nos iba a extrañar que Nepo se escondiera detrás de ser jugador de ajedrez para ocultar lo que realmente era, un genio.
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