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Más vida en zapatillas

14/03/2020
 Actualizado a 14/03/2020
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No sé qué relación tiene la gente con sus zapatillas de casa, pero yo con las mías la tengo muy afectuosa. Las zapatillas que a mí me gustan son las preferidas de las señoras mayores: esas de ‘cuello alto’ que cubren los tobillos. Soy friolera, qué le voy a hacer. Públicamente, aquí, me declaro: zapatillas caseras, cómo os quiero, cuánto tiempo pasamos juntas, cuánta armonía tenemos y qué bien me entendéis.

Siempre he necesitado mucho tiempo en zapatillas y en casa para escribir y para leer y, si no fuera por el motivo al que se debe, recibo una posible ampliación de este tiempo con buen ánimo. Más vida en zapatillas significa poder trabajar más en la búsqueda de esas palabras que sólo surgen en una soledad necesaria y apetecida.

Claro que el reverso es tenebroso: el coronavirus. «La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan», escribe Albert Camus en ‘La peste’.

Quién nos lo iba a decir y qué frágil parece todo cuando ocurre algo así. Colegios y universidades cerrados, encuentros culturales suspendidos, barrios aislados, vuelos cancelados y un coste económico y laboral que todavía no podemos precisar. Y más importante: el coste en vidas. No hay que olvidar que es la razón de esta situación excepcional que estamos viviendo.

Por eso avergüenza la ligereza con la que el primer ministro Boris Johnson ha dicho a los ciudadanos británicos: «muchas familias perderán a sus seres queridos», mientras no toma ninguna medida, ni cierre de escuelas ni suspensión de eventos multitudinarios, nada. Afirma el gobierno de Johnson que así se desarrollará una «inmunidad de grupo», porque la mayoría de los que contraigan la enfermedad la desarrollarán de forma leve y se curarán. Vamos, que la flema británica se hará un poco más espesa y punto. Está claro que Johnson no quiere ponerse las zapatillas de casa y dejar de tomar las pintas de cerveza en el pub.
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