Más que un abrazo

24/01/2023
 Actualizado a 24/01/2023
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Abrazarse siempre está justificado y dice más que las palabras. Ata, reconforta y tiene la potestad de hacerte soltar aire cerrando los ojos –pocas cosas lo hacen- como si te dejaras a lo que quiera apretar. Un apretón sincero de aprecio con el que Ponferrada se quiso amarrar a su hospital durante un minuto, para reconocer que, detrás de sus puertas, lo que hay es un salvavidas construido desde ese mismo abrazo. Y que, por mucho que se intente marcar distancia y desbancar la amistad por unos ladrillos curativos, puede más el amor por un sistema construido sobre la solidaridad y la búsqueda del bien común. Cinco mil manos se dijeron «yo también» y «así no» frente al centro hospitalario. Y todas se conocieron en ese momento en el que sabían que lanzar un grito era agarrarse con fuerza. Se les escuchaba un basta ya a las tijeras asesinas, esas que manejan con fluidez desde los despachos otras dos manos que no se hacían abrazo allí, a las puertas de un hospital en el que pacientes de presente y de futuro se unían en el mismo círculo de entendimiento y reproche. Entender que en la defensa somos uno y que no hay nada más digno que hacer escudo delante de la sanidad de todos para que no se vea dibujada en un billete. Curar es humano, salvar, obligación. Sin tenerlo claro, imposible dar el paso hacia la compasión y el respeto. Faltan a él los que eliminan oncólogos, los que, a sabiendas de sus mentiras, hacen creer que viven eternamente remangados para mejorar la vida del prójimo, ese concepto del otro que debe existir, en alguna parte...más allá de un apellido que rellena una lista de espera. Por eso, gracias por curarnos modo MacGiver, con elementos de fortuna paridos del infortunio político buscado. Y por luchar pese al dolor, intenso, de saber que hay a quien no le importan esos nombres cincelados en mármol que visitaron antes el cementerio que la mesa de operaciones en la que se quedaron sus esperanzas.

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