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Más de psicología inversora

08/11/2022
 Actualizado a 08/11/2022
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La semana pasada les comenté dos sesgos que influyen en nuestra toma de decisión inversora: el «exceso de confianza» y la «ilusión de control». Hoy les hablaré de otros dos que nos pueden hacer tomar decisiones de inversión equivocadas si no tomamos consciencia de que existen y de que nos influyen, queramos o no. Mecanismos psicológicos que nos facilitan la vida teóricamente porque suponen atajos mentales y ahorramos energías pero que debemos conocer para gestionarlos.

El «sesgo de confirmación», que podemos apreciar no solo a la hora de invertir sino para todo, consiste en interpretar la información que hemos recibido o buscado de tal manera que confirme nuestras ideas o convicciones que ya tenemos. Podemos ir a una conferencia y resumirla con un «Me ha gustado» porque lo que allí se dijo concuerda con nuestra manera de entender el asunto de que se trate. En este sentido, parece conveniente informarse con la mente abierta a «nuevas realidades» que confronten lo que ya pensamos o la hagan cuestionar. Escuché recientemente a uno de nuestros gestores de fondos de inversión en Renta 4 que nos comentaba precisamente que le interesaba el contraste de opiniones con otros gestores y analistas que opinaran en sentido contrario a su parecer pues así se cuestionaba constantemente su propia opinión. Algo muy sabio.

Otro sesgo que percibo entre los inversores es el de «anclaje». Es muy parecido a la influencia que tienen en nuestro cerebro las primeras impresiones. Esa actitud, ese comportamiento de otra persona se «ancla» y le damos demasiada relevancia, aunque percibamos más tarde otras actitudes y comportamientos diferentes. Por ejemplo, si un determinado valor en bolsa llegó a cotizar 50€, por ejemplo, y ahora está a 25€, podemos anclarnos en los 50€ y pensar que es ahí donde debería llegar en el futuro con independencia de cualquier otro análisis más exhaustivo de la empresa.
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