Más de mil días sin carbón

ESPECIAL SANTA BÁRBARA | El 1 de enero de 2019 entró en vigor la decisión 2010/787/UE de ayudas para facilitar el cierre de las explotaciones de carbón no competitivas

E. Niño
04/12/2021
 Actualizado a 04/12/2021
En la fotografía, de archivo, detalle del interior del Pozo Julia, en Fabero. MAURICIO PEÑA
En la fotografía, de archivo, detalle del interior del Pozo Julia, en Fabero. MAURICIO PEÑA
La provincia de León lleva más de mil días sin extraer carbón, a pesar de contar con reservas. La que fuera una forma de vida para zonas como El Bierzo, Laciana o la Montaña Central hasta hace unos años, ha quedado relegada al pasado. A finales de este mes de diciembre se cumplirán tres años de la entrada en vigor de la decisión 2010/787/UE de ayudas para facilitar el cierre de las minas de carbón no competitivas. Una decisión adoptada por los estados miembros de la Unión Europea que limitaba las posibilidades de apoyo de los Estados a las minas no competitivas hasta el 31 de diciembre de 2018 con el objetivo de un cierre ordenado de dichas minas. Llegaba la muerte anunciada, el fin de un sector que pese a los avisos no fue capaz de reconvertirse.

En la comarca de Villablino, concretamente en la localidad de Caboalles de Arriba, se sitúa La Escondida, la última mina de interior de la provincia de León y de toda Castilla y León en cerrar. La Escondida estuvo en funcionamiento hasta diciembre del año 2018.

Actualmente, y tras el cierre de los pozos españoles el 1 de enero de 2019, solo queda una mina en activo en todo el territorio nacional. Se trata del Pozo de San Nicolás, conocido popularmente como Pozo Nicolasa, instalación ubicada en Mieres y gestionada por Hunosa que fue la única explotación que recibió permiso para seguir abierta. Aunque su cierre está previsto para diciembre de 2021, los sindicatos plantean que se prolongue su actividad.

El carbón se ha vuelto pasado, pero las heridas de las cuencas siguen abiertas. La falta de empleo y la despoblación siguen siendo los grandes problemas de unas comarcas que hace unas décadas eran sinónimo de todo lo contrario. Tal y como reflejan los datos de la Estrategia de Transición Justa, en 1990 las empresas mineras empleaban a 45.212 trabajadores; en 2012 tan solo a 3.400.

A lo largo del presente año el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ha ido desgranando diferentes ayudas y convenios para las zonas mineras. Ahora, toca esperar para ver si finalmente esta transición es justa para las cuencas.


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