Marta del Riego: "Siempre digo que esos paisajes me escriben la historia"

La autora bañezana acaba de sacar al mercado su nueva novela, ‘Pájaro del Noroeste’ (Alianza de Novelas), que habla de la maternidad y de la vuelta a los paisajes de la infancia a través de una mirada nada idílica

Joaquín Revuelta
10/10/2020
 Actualizado a 10/10/2020
Marta del Riego Anta acaba de publicar la novela ‘Pájaro del Noroeste’ en la Editorial AdN. | VICENZO PENTERIANI
Marta del Riego Anta acaba de publicar la novela ‘Pájaro del Noroeste’ en la Editorial AdN. | VICENZO PENTERIANI
Desde este jueves se puede encontrar en las librerías la nueva novela de la periodista y escritora bañezana Marta del Riego Anta ‘Pájaro del Noroeste’, «una historia deslumbrante de aires góticos en torno a la maternidad y al desarraigo, donde el paisaje de la España rural, cargado de fuerza y misticismo, hilvana toda la trama y la convierte en un canto oscuro a la tierra y al vino», destacan desde la Editorial Alianza de Novelas.

– Recuerdo que en nuestra última conversación hace ya cuatro años con motivo de la presentación en León de su anterior novela ‘Mi nombre es Sena’ (Harper Collins Ibérica) me decía que Sena, un personaje áspero e introvertido, no podía estar más alejado de la personalidad de la autora y que por ese motivo es el que más le había costado inventar por sus muchas aristas, un pasado trágico que pretende dejar atrás y un presente que no le satisface en absoluto. ¿Icia, la protagonista de ‘Pájaro del Noroeste, le ha resultado bastante más cercano y por ende más sencillo a la hora de trasladar al papel?
– Pues mira, la verdad es que no sé qué decirte. Es cercano en el sentido de que resulta un tanto premonitorio porque la novela la empecé hace cuatro años y cuenta la historia de una mujer que vive en Madrid, la echan del trabajo y regresa a su tierra natal. El confinamiento lo he pasado en La Bañeza, así como los meses posteriores porque acabo de regresar a Madrid. En ese sentido refleja un poco esa experiencia y desde luego refleja una constante que está en todas mis novelas, hasta convertirse casi en una obsesión, como es el regreso a la tierra, el regreso a las raíces, que parece una vida como más auténtica, aunque en realidad nada idílica, pero sí más auténtica que la vida que tienes en una gran ciudad trabajando para una empresa que te explota y que no se interesa por tu trabajo. Respecto al personaje de Icia, tampoco es que responda a mi personalidad, pero sí que es verdad que cuando construyes un personaje obviamente extraes de ti misma rasgos que llevas al extremo. Ella es como muy rebelde, se enfrenta a todo el mundo, se tiñe el pelo de colores y tiene una peculiar manera de vestir. En ese aspecto es muy diferente a mí.

– ¿Usted tiene hijos? Se lo pregunto porque uno de los temas que aborda es el de la maternidad o la ausencia de ella en el caso de la protagonista de la novela, que va a cumplir cuarenta años y no puede ser madre.
– Sí, tengo un hijo que acaba de cumplir ocho años y del que hablo mucho en mis columnas y al que llamo Pequeño zar.    

– ¿Cómo refleja una escritora que además es madre a un personaje marcado por esa ausencia de fertilidad que la condiciona como mujer? – Tengo muchas amigas que han pasado por esa situación. Es un mundo que las mujeres que somos madres solteras –un término que aborrezco– conocemos bien porque tener un hijo sola es muy difícil. Estoy rodeada de amigas que trabajan, que no han encontrado pareja o que la pareja que tenían no ha querido tener hijos o lo que fuera y entonces ellas por su cuenta han intentado tener hijos. A unas les ha salido bien y a otras les ha salido mal. Lo que pasa es que ahora las mujeres cada vez retrasan más el momento de tener hijos porque la carrera profesional es muy importante para nosotras y digamos que lo vas posponiendo porque primero quieres hacerte un hueco y no resulta fácil, quieres triunfar y para eso tienes que dedicar mucho tiempo y también mucha energía y tener un hijo significa repartir tus prioridades. Ya no es solo trabajo, es otra cosa. Yo hasta los cuarenta años no quise ser madre. Hasta ese momento estaba inmersa en mi trabajo, vivía fuera de España, quería escribir, quería triunfar en el periodismo, quería hacer un millón de cosas y lo pospuse hasta que llegas ahí como al límite. En ese sentido el personaje es reflejo de mi propia experiencia y de la de muchas mujeres que conozco.   – En ‘Mi nombre es Sena’ describía un marco más urbano y cosmopolita como es la ciudad de Berlín, que conoce muy bien de su etapa de corresponsal y periodista ‘freelance’, algo que contrasta con el entorno rural en el que ha situado al personaje de ‘Pájaro del Noroeste’. ¿Cual de los dos le resulta más interesante desde el punto literario, el primero fruto de sus vivencias o el segundo que conecta más con sus recuerdos de infancia y donde la imaginación cobra más protagonismo?  – El entorno de mi infancia me resulta como más lírico, como más literario. Las sensaciones son tan vívidas. Barrios de Luna, que he ido tantas veces y conozco tanto, o todo lo que tenga que ver con el Teleno y sus alrededores, Foncebadón... Yo creo que puede que sea más literario porque es un mundo muy de sensaciones, porque sé cómo huele, sé cómo es la luz, cómo cambia y le da otra dimensión al paisaje. Siempre digo que esos paisajes me escriben la historia. Me pasa muchas veces que la historia nace del paisaje. Al menos es lo que sucede con los paisajes de León, que conozco bien.  – El peso del pasado es una constante en sus novelas. Lo era en ‘Mi nombre en Sena’ y también en ‘Sendero frío de amor’. ¿Por qué esa fijación y de qué manera repercute ese pasado en el presente de los personajes? – Yo creo que la literatura nace de tu infancia, nace de tus recuerdos, para bien o para mal. Es verdad que mis personajes siempre tienen ese mar de fondo ahí dentro. Al final lo que te sucede en tu infancia te marca para siempre, no te incapacita pero te hace reaccionar de una forma o de otra. Son personajes que están en conflicto permanente consigo mismos y a veces con la gente que les rodea. Pero también son los personajes más interesantes a la hora de crear. Si fueran personajes plácidos sería muy aburrido.  – La familia también es una fuente de conflictos en su novela, porque Icia no es bien recibida por su entorno cuando decide regresar a casa.– Al igual que el pasado te marca, la familia te puede coartar. Icia tiene una familia un poco peculiar. Sus padres son médicos. La madre es una persona muy racional que más que demostrarle su amor le muestra su cerebro, cómo piensa. Crecer con una madre tan distante es muy duro. Todas las personas que he conocido a las que les cuesta mostrar sus sentimientos es porque han crecido sin madre, con una madre en conflicto o con una madre ausente. Eso lo percibo enseguida porque mi madre murió cuando yo era adolescente. En la novela aunque el personaje está ahí es una madre ausente en el sentido de que no le manifiesta su amor, su cariño. Además es una madre que entra en un proceso de degradación mental, está obsesionada con los pájaros y parece como que va perdiendo pie. En ese proceso que es muy agobiante y desesperante para Icia, ella va descubriendo cosas del pasado de su madre, de su familia, y luego aparte tiene un hermano que desaparece cuando se mete en la droga. – También incorpora a la novela una trama de intriga en la que no rehuye la violencia. ¿Qué tipo de violencia es la que se describe en ‘Pájaro del Noroeste’, más física o más psicológica, más explícita o más soterrada? – Existe una violencia soterrada pero también hay una violencia explícita. Por ejemplo el tema de los suicidios, que se da mucho en nuestra tierra. No digo que haya más que en otros sitios, pero yo desde niña he escuchado hablar de que fulanito se ahorcó en el pajar, otro se pegó un tiro o un pariente lejano se tiró a un pozo. Por cierto, qué muerte más horrenda. Son suicidios que tienen una gran carga violenta.   – ¿Qué papel juega en la trama todo lo referente a la cultura del vino?
– La verdad es que es muy importante. Como te dije antes el paisaje me inspira mucho y todo lo relativo a la viticultura es una parte del arranque de la historia. Yo quería hablar de eso, además en el sur de León, que fue una zona que tuvo una época muy gloriosa de vinos, hasta se llegó a hacer un champán en los años veinte y treinta. Ahí está esa novela famosa que se llama ‘Vendimiario’  que escribió un bañezano, una novela costumbrista. Todo ese mundo que desapareció poco a poco me apetecía volver a recrearlo. De hecho, es una cosa muy curiosa porque cuando yo empecé la novela no conocía que había un proyecto en marcha de recuperación de viñas de la zona que está en Herreros de Jamuz, al lado de La Bañeza, y que está siendo un gran éxito. A mitad de la novela quise conocer mejor el proyecto, fui a verlo y hablé mucho con los responsables de la bodega Fuentes del Silencio. Y no solo esa bodega, ahora hay más proyectos preciosos para recuperar la cultura del vino de la zona, sobre todo de la prieto picudo, que es la uva mítica que escuchaba yo a mi abuelo, a mi padre, esa uva que se usa para madrear el vino, que es una cosa que solo se hace en León. Todo eso me parecía muy especial y muy literario.  

– Creo que durante el confinamiento lo que hizo mayormente fue reescribir, que es algo que hace habitualmente con todos sus manuscritos. Tengo entendido que empezó a escribir ‘Pájaro del Noroeste’  recién terminada la anterior, ‘Mi nombre es Sena’.  
– En ‘Mi nombre es Sena’ el personaje acaba volviendo a su tierra. Ahí ya se me quedó la idea de escribir una novela que significara la vuelta total a la tierra, a las raíces. Es verdad que cuando terminas una novela hay un periodo como de sequía, pero digamos que cuando la estás terminando a la vez ya vas pensando en lo siguiente que vas a escribir. Al menos es lo que me pasa a mí, por lo que esa idea surgió cuando estaba terminando ‘Mi nombre es Sena’.

– Y en las circunstancias tan excepcionales que nos ha tocado vivir, ¿cual va a ser la hoja de ruta de esta nueva publicación en lo que se refiere a su presentación al público?  
– La gran incertidumbre. Pues no lo sé. Como tengo contacto con gente dedicada a la viticultura me animaban a hacer una presentación con vino. Esa sería mi presentación ideal, invitar a la gente a tomar un vino mientras hablamos de la novela. Pero como eso lo veo muy complicado ahora mismo con todo esto de la pandemia y las restricciones, yo creo que haré una presentación virtual, que es lo que están haciendo ahora muchas librerías, convocan al autor y a otra persona, hacen una presentación virtual sin público a través de las redes sociales, pero después sí que hay firma de ejemplares. Mi idea es presentarla en León, pero más adelante para que pueda hacerse de manera presencial.
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