Mario García Antuña: "La mina causó en Asturias más de 5.000 muertos, el 65% por grisú"

Ocho mil accidentes de mina, cinco mil noventa muertes, sólo en Asturias, son las cifras estremecedoras que recoge este documentado estudio que el MSM ha convertido en ‘El libro del mes’

Fulgencio Fernández
13/04/2016
 Actualizado a 19/09/2019
El histórico Pozo Sotón, otro de los azotados por los accidentes graves.
El histórico Pozo Sotón, otro de los azotados por los accidentes graves.
Mario García Antuña nació en 1940 en el corazón de la minería asturiana, Mieres. Fue ingeniero técnico de minas y trabajó en la empresa emblema de la minería asturiana, Hunosa, hasta que se prejubiló en 1993. Vio muchos accidentes, conoció a muchas vidas, escuchó las campanas tocar a muerte, acudió a entierros y siempre tuvo claro "que le debíamos un homenaje a todos esos héroes que dejaron su vida en la mina". Y se lo ha hecho, es un documentado libro que lleva por título  ‘Catástrofes mineras asturianas’ (el tema no es propenso a la poesía), y el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, con sede en Sabero, lo ha elegido para su actividad ‘El libro del mes’, en este caso de abril, para que no se nos olvide esta parte de la historia de la minería, por otra parte muy parecida en este aspecto a la de León. El minucioso estudio está dividido en dos tomos, que suman un total de 1.393 páginas. En ellas se recogen hasta 63 accidentes en los que perdieron la vida al menos 4 trabajadores en cada uno de ellos.

- ¿Y en total, cuántos muertos ha podido documentar en la historia de la minería asturiana?
- Más de cinco mil, 5090; hay que tener en cuenta que han sido alrededor de 8.000 los accidentes que he podido documentar.  Además, hay que añadir los accidentes de los siglos XVII y XVIII, de los que no tenemos apenas documentación. Con ellos, la cifra aumenta mucho, ya que en esa época la seguridad en las minas estaba en pañales. Se metía a la gente dentro para sacar carbón como fuera y sin importar la seguridad.

- ¿Y en esos accidentes graves, los 63 con más de cuatro muertos?
- Pues exactamente 466.

- ¿Las causas?
- Las habituales, desprendimientos, derrabe, atrapamientos y la gran causa de un buen número de muertes, el gas, el grisú,  el 40%de las muertes han sido por esta causa, en el caso de los 466 fallecidos en los accidentes más graves de la historia fue el 64%.

- Habla de un accidente de hace seis mil años.
- El de Texeo. Se descubrió de forma accidental una cueva y al investigar vieron que allí vivió un pueblo minero que trabajaba el cobre.

El primero, Matías Arias

Mario García Antuña se fue hasta los orígenes de la minería del carbón en Asturias y documenta que el primer muerto de la minería era un joven de Quirós. Así lo cuenta el Cronista Oficial del Concejo, Roberto Fernández Osorio:"Era un sábado, primer día de julio de 1.876, cuando en las cercanías del pueblo de Santa Marina una explosión sorprendió a los tranquilos lugareños y a los sufridos mineros que laboraban en las incipientes minas que se habían abierto, hacía pocos años, en el concejo de Quirós. La Compañía de Minas y Fundiciones de Santander y Quirós, de capital francés, contaba con varias bocaminas para extraer hierro y carbón. Matías Arias Fernández, quirosano residente en la casería del Regustio, casado con tres hijos, 32 años, tiene el desgraciado honor de ser el primer minero fallecido en la minería asturiana debido a una explosión de grisú". Según el Libro de Defunciones del Registro Civil de Quirós, Matías era "vecino de la casería de Rey Busto. Minero. Falleció el 1 de julio de 1.876, entre las 10 y las 11, por asfixia motivado de una explosión de gas a la puerta de la mina Bega del Rubio sobre el cribo de Santa Marina. El médico de Quirós, Antonio Canseco, y el de Campomanes, Ubaldo Sánchez Puelles le realizaron la autopsia".

El grisú está al acecho

Y trece años más tarde, en 1899, llegaría el que sigue siendo el accidente más grave de la historia de la minería asturiana. "Fue en la mina Esperanza (Boo, en el concejo de Aller),  en la mañana del día 2 de enero, después de la despedida del año. Hubo 30 muertos y pese a que en aquellos años la sensibilidad era diferente este accidente causó profunda conmoción y marcó un antes y un después". Mario García Antuña recogió los datos de cómo fue aquella tragedia:"La causa fue, una vez más, una explosión de grisú. Los mineros  estaban trabajando en un testero cuando se produjo la explosión, seguramente  por mala ventilación. La onda expansiva llegó hasta la galería superior, que era donde estaban trabajando la mayor parte de los treinta operarios fallecidos, 28 de ellos en el acto".

- La leyenda de los accidentes mineros en Asturias nos lleva a un nombre, María Luisa, el pozo que protagoniza la canción minera por excelencia.
- Y con razón pues allí se produjo el que está considerado el segundo accidente más grave, con 17 muertos, que es una cifra espeluznante, como lo es  la de los 14 muertos del pozo Nicolasa, en el cercano 1995, también por explosión de gris.

- ¿El accidente más raro?
- No fue ni de mina, pues no eran trabajadores. Fue en Ciaño, en Cardiñuezo, el 1 de mayo de 1920, día del trabajo, en una chimenea abandonada. Había unos críos jugando con un antifaz, que les cayó a la chimenea, el chavalín de nueve años bajó a por ella y quedó muerto, el hermano bajó después y le ocurrió lo mismo. Y una hermana lo mismo, por culpa del monóxido de carbono. Cuando se enteró el padre, se asomó a la chimenea, y le pasó lo mismo, y así otros dos adultos de la misma familia.

- ¿Puede acabarse con el peligro del grisú?
- Puede minimizarse, ya pasó la época en que los mineros entraban a las minas con la jaula y el jilguero y si caía tenían que salir corriendo porque había grisú. Ahora, desde el exterior del pozo está todo informatizado y se conoce en tiempo real lo que está sucediendo dentro y las concentraciones que hay. pero el peligro está ahí. El grisú está dentro de la hulla. Siempre pueden surgir circunstancias que lo hagan explotar. Por muchas medidas que se tomen, hay un riesgo. Siempre está al acecho y en cuanto puede te la arma.

García Antuña es consciente de que el tema no admite bromas, pero la ironía cruel es que el fin del grisú sí está cerca, porque está cerca el fin de la minería. "Las prejubilaciones fueron malas porque a la mejor edad profesional se marchaban para casa. Con 42, 43 o 48 años nadie es viejo. Nos dieron ese caramelo, fue cosa de los políticos, y ahora manda Europa".
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