«Siendo yo estudiante en Madrid alguna vez tuve que ir hasta el aeropuerto de Barajas para recoger una medicina que le traían a María Teresa del extranjero, destinada al tratamiento de algún oyente enfermo; recuerdo concretamente a uno de un pueblo de la Montaña de León al que habían recetado un medicamento que no podía adquirir en España y María Teresa lo buscó en el extranjero. Después de recogerlo tenía que llevar el fármaco a los autobuses de Fernández y, a través del cobrador, se lo hacían llegar a mí hermana que me llamaba impaciente una y otra vez». Así recuerda el que fuera todopoderoso ministro, Rodolfo Martín Villa, cómo tenía que ponerse «a las órdenes» de su hermana María Teresa, una de las voces más recordadas de la radio y uno de los personajes más queridos del medio, lo que explica su multitudinario entierro en 1964, cuando falleció con solo 36 años por complicaciones en elparto del que iba a ser su primer hijo.

SE había ganado María Teresa el cariño de los oyentes al haberse «especializado» en programas solidarios, como el que recuerda su hermano Rodolfo, especialmente el llamado ‘El cartero’, que hacía con Luis Arribas, que lo mismo conseguía medicinas para los enfermos que repartía juguetes entre los niños sin posibilidades de comprarlos por Reyes. También recordados programas para recaudar fondos para las inundaciones.

Enamorada del mundo de la radio fue a formarse a París, a su regreso entró en La Voz de León donde coincidió con los Umbral, Perelétegui, María Jesús Álvarez, Nélida Pérez Alfaro... Al formarse la cadena de Radio Popular se incorpora a la nueva emisora.

En el obituario de su prematura muerte escribió Vick (Crémer): «una mujercita apasionada que había conseguido mover muchos corazones y levantar muchas esperanzas. Una mujercita llena de ternura que hablaba a los niños en su idioma y a los hombres en el lenguaje de los niños. Una mujercita diminuta que se agigantaba cuando hablaba, que adquiría proporciones increíbles en una voz que sabía de músicas, de versos y de juegos de generosidad. (…) Efectivamente, el entierro de María Teresa constituyó ‘una verdadera manifestación de duelo».

Todavía son hoy muchos los leoneses oyentes de la radio que a Rodolfo le llaman «el hermano de María Teresa».
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