Margarita Álvarez: "Tonto tiene trescientos sinónimos, de la A a la Z, de ababol a zorrocloco"

La filóloga y profesora presenta este miércoles en León (a las 19 horas, en el Ayuntamiento) su último libro, un singular y novedoso trabajo titulado ‘Palabras hilvanadas’ que recoge 6.000 palabras y expresiones sobre el lenguaje del menosprecio

Fulgencio Fernández
22/12/2021
 Actualizado a 22/12/2021
Margarita Álvarez Rodríguez sobre la peña de la Fortuna en el río Omaña.
Margarita Álvarez Rodríguez sobre la peña de la Fortuna en el río Omaña.
Margarita Álvarez, omañesa de Paladín primero y después filóloga, profesora durante décadas, escritora, autora de la letra del ‘Himno de Omaña’ o ‘El habla tradicional de la Omaña baja’, articulista. Este miércoles presenta en León un libro —'Palabras hilvanadas. El lenguaje del menosprecio'— que es una verdadera joya, muchos años de trabajo, de tomar notas, de escuchar, de reunir por temas, de documentar... Una novela hecha de pequeñas historias que nacen de una palabra o una expresión.  

– Seis mil palabras hilvanadas nos hacen pensar en muchos años tomando notas, madurando la idea, dándole forma…
–Pues sí es un trabajo de varios años. Empecé a escribir pequeños artículos sobre cuestiones lingüísticas en un tono ameno  pensando en mis alumnos de Bachillerato. Luego  pasaron a mi blog De la palabra al pensamiento (larecolusademar.com)  y comenzaron a difundirse, no solo en el blog, sino también en algunos medios escritos.  Poco a poco me fui centrando en el lenguaje del menosprecio, porque me parecía especialmente creativo y expresivo.

–Algún ejemplo seguramente nos lo deja muy claro.
–  Claro: ser un don nadie, un pagafantas, un mindundi, un pinchaúvas, un pinchaglobos, un pelanas, un pelagatos, un pintamonas… para hablar de la poca valoración de una persona.

–¿Y cómo se convierten en libro?

– En principio, eran artículos aislados sobre temas que por algún motivo  me llamaban la  atención. Unas cuantos compañeros del mundo docente o relacionados con las Humanidades empezaron a animarme a publicarlos… Y poco a poco fue surgiendo la idea de ordenarlos y convertirlos en este libro.  

–Imagino que muchos años en la enseñanza le habrán dado mucho material, pero habrá más fuentes de información importantes, al margen de la investigación propia.
–  La chispa inicial de cada artículo o apartado en la mayoría de los casos ha sido una frase que he leído u oído en la calle, en los medios…  En las aulas… Procuraba estar atenta a las conversaciones que oía e iba apuntando en  libretas  y cuadernos (que fueron varios) o en el móvil. De allí como un mero listado pasaban  a un archivo del ordenador. Posteriormente rastreaba varios  diccionarios generales y también específicos sobre dichos para completar la información. Y algunas obras literarias. Y luego estaba la labor de unirlos  con una cierta gracia.  

–No acude a los socorridos refranes.–Desde el primer momento, pensé ceñirme a las frases hechas o dichos y excluir los refranes, porque sobre el refranero hay muchos y grandes trabajos publicados y porque un refrán por ser una oración completa tiene vida por sí mismo: Al que madruga Dios le ayuda. En cambio una frase hecha o dicho hay que situarla en un contexto, dentro de una frase, como en  mandar a freír monas. Y me parecía más  atractivo crear ese contexto. Es verdad que luego he incluido alguno de forma puntual para hilvanar los dichos en algún momento. En las Palabras previas del libro explico la diferencia entre refrán, dicho y frase proverbial.. –Trabajar con estudiantes, escuchar sus expresiones, le da a la vez una sensación (o realidad) de frescura, de actualidad. – Sin ninguna duda. El trabajar con adolescentes me ha puesto durante cuarenta años  en contacto con la expresividad del lenguaje juvenil, que iba cambiando cada cierto número de años. En el libro incluyo expresiones de ese argot. Con frecuencia trabajaba con ellos la lengua desde su propio lenguaje para que pasaran de unos niveles léxicos a otros  y aumentaran su capacidad de expresión. He querido que este libro tenga también esa sensación de frescura. Por ello no me limito a realizar un diccionario de dichos, que hay varios y muy buenos, sino que inserto los dichos relacionados con el menosprecio, los disfemismos,  en una  pequeña historia narrativa que los hilvana y que los contextualiza.– Hablaba antes de los socorridos refranes pero seguramente también utilizamos más frases hechas de las que somos conscientes.–'Palabras hilvanadas' sirve para darse cuenta de ello. Al leerlo somos más conscientes de la cantidad de frases hechas que utilizamos sin apenas darnos cuenta. Creo que la aportación más importante de este libro es precisamente el punto de vista desde el que abordo el trabajo, que creo que es novedoso.–Hemos estado hablando de ‘palabras’ pero el trabajo de documentación que recoge en cada palabra o en cada expresión convierte a éstas en pequeños relatos cortos, historias singulares.  –  El libro completo es un gran relato del vivir cotidiano que se refleja con frases hechas sobre la comida, las profesiones, la forma de ser, la religión, el cuerpo humano, los animales, la enfermedad, la muerte… Son más  de 50 apartados sobre distintos aspectos o campos semánticos. Voy hilvanando las expresiones, en un entramado narrativo, de forma sencilla y con toques de crítica y humor. A veces en ese relato solo se menciona la expresión, en otras se da una explicación sucinta y cuando tienen base histórica me paro un poco más en la explicación. –No estamos hablando de un diccionario. –  El libro no quiere ser un mero diccionario de dichos, quiere darles vida para que situarlos convenientemente  en ese lenguaje coloquial que utilizamos a diario. Además, pretende relacionar la lengua oída con la lengua leída, por lo que hay muchas referencias a literatos, sobre todo, a los del Siglo de Oro, y, en especial, a Cervantes.  Así que la  intertextualidad también es importante.  –Volvemos al hilo conductor del libro, el menosprecio ¿qué le llevó a elegir este aspecto? ¿Es el campo más sembrado de expresiones? –  Seguramente las expresiones de tipo peyorativo son las que mejor definen nuestra forma de ser y estar ante la vida. Basta ver que cuando estamos enfadados es cuando más se pone de manifiesto el uso de las expresiones peyorativas, con frecuencia relacionadas con lo escatológico…  –También tiene un espacio ‘propio’ lo escatológico.

–Sí. Yo diría que es un apartado simpático. El libro recoge casi 300 sinónimos de tonto más unos cuantos dichos que abundan en esa idea. Desde ababol a zorrocloco van los tontos de la A a la Z. Y podemos comprobar que muchas veces hay variantes matiz: no es lo mismo caraculo (cara de tonto) que panoli (simple), por citar dos ejemplos.  Y además están aquellos a los que les falta un hervor o dos veranos o simplemente los que son del género tonto o más tontos que Abundio.  Y también elegí este tema de los disfemismos porque hay menos publicaciones sobre  este asunto.

– No podía faltar en este trabajo su Omaña natal y de querencia; las viejas expresiones, los recuerdos y, en definitiva, la memoria?
–Evidententemente, según decía Rilke, nuestra verdadera patria es nuestra infancia. En el libro El habla tradicional de la Omaña Baja recogía unas cuantas docenas de expresiones y refranes propios de la zona.  Y también he realizado un trabajo sobre el lenguaje del menosprecio en la comarca de  Omaña, que  espero que algún día se pueda publicar, porque recoge expresiones muy peculiares. Pero el libro de las Palabras hilvanadas, el lenguaje del menosprecio es un libro de divulgación relacionado con la sociolingüística,  centrado sobre la lengua común, el castellano o español, no sobre el leonés. Lo digo, sobre todo, porque he visto que en varias librerías de León lo ubican en el apartado de temas leoneses. Pero siendo de León yo y apegada a la cultura leonesa, hay en el libro muchos guiños a lo leonés.

– ¿Alguno de esos guiños?
–Explico el porqué de expresiones como “matar judíos”, “mirar para las a(l)pabardas” (con sus variantes), “que si quieres arroz, Catalina”… Y trato de explicar la expresión “estar en Babia”, más allá de la leyenda sobre los reyes leoneses y su relación con la comarca. Incluyo también un romance sobra la letra ñ que recoge palabras leonesas.

–Hablando de Omaña es difícil sustraerse a un problema como el de la despoblación, que tan fuerte ha golpeado a esta comarca.

–Es un hecho claro que la despoblación es un drama que está a punto de cerrar algunos pueblos. Con la gente que se va porque muere o porque se traslada a otro lugar muere una cultura, una lengua, una forma de entender la vida.

– Despoblación por un lado, globalización por el otro.

–La globalización también va terminando con esa cultura aunque la gente permanezca en el lugar. Se está perdiendo hasta el conocimiento de los topónimos que es donde está más fijada  aún la pervivencia del leonés. Se necesitan iniciativas para fijar la poca población que vive en la comarca y para atraer a otros posibles habitantes de forma estable.

–¿Qué se podría hacer?
–  La mejora de las telecomunicaciones es determinante en ello y también el apoyo a iniciativas empresariales relacionadas con la vida tradicional o con otras posibilidades de tipo cultural o turístico. La promoción del llamado “Camino olvidado” puede ser una de esas formas  o  lo que tiene ver con  saber “vender” la Reserva de la Biosfera de los Valles de Omaña y Luna.
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