Mareva Mayo: "Creo en la poesía barriobajera y sucia, como lo humano"

La poeta protagoniza la tercera entrega de la colección ‘Libros a cuentagotas’, que coordina Eloísa Otero. ‘El velamen del desvelo’, el título que publica, reúne reflexiones de esta singular escritora sobre su relación con la poesía y la literatura

Fulgencio Fernández
25/03/2021
 Actualizado a 25/03/2021
Mareva con Victor M Diez, Manolo AO y Elo Otero en una timba poética en el Festival Urogallo. | JUAN LUIS GARCÍA
Mareva con Victor M Diez, Manolo AO y Elo Otero en una timba poética en el Festival Urogallo. | JUAN LUIS GARCÍA
Mareva Mayo es, sin duda, una de las voces más singulares, diferentes, de la literatura leonesa. Tomando la expresión de la solapa de su último libro «una de las voces más insólitas del panorama poético de la ciudad».

Esta voz singular fue la que llevó a Eloísa Otero, una de las personas que mejor la conoce, a buscarla para incluirla en la colección de libros que coordina, 'Libros a cuentagotas'. Tal vez lo que no esperaba, o seguramente sí, es que Mareva declinara la invitación que le llegó en plena pandemia, cuando disfrutaba del mar de Galicia con la única compañía de su padre y su perro, en un rincón apartado, a solas con el mar. «Me honró que me propusieras un poemario y que me incluyeras en ese proyecto tan bonito que reúne a jóvenes creadores, alquimistas de caminos, vuelos, barricadas y sueños que estoy segura que harán más habitable y amante esta tierra y esta vida (…) Pero justo me pillas en una época donde la poesía es lo que no puedo agarrar. Es el canto que oye la mar y no la palabra. Es lo que habito cuando no soy mi testigo. Ahora solo ‘escribo’ poesía en el papel del mar y no en el lenguaje escrito», fue parte de la amable respuesta de Mareva a Otero.

No estaba Eloísa muy por la labor de dejar a Mareva Mayo fuera de ‘Libros… a cuentagotas’ una iniciativa municipal para «dar visibilidad al trabajo literario realizado por jóvenes autores y autoras menores de 35 años y vinculados a León». Y encontró la solución que ha visto la luz bajo el título de ‘El velamen del desvelo’, hijo de una selección de las reflexiones que Mayo posa en su blog hoguera de ideas, textos en los que, explica Eloísa Otero, «Mareva reflexiona a veces sobre poesía y escritura, sobre su conflictiva y pasional relación con ambas. Así que le propuse escoger algunos de esos textos, que bien pueden entenderse como metapoesía y no solo en el sentido de ‘discurso poético cuyo asunto, o uno de cuyos asuntos, es el hecho mismo de escribir poesía, así como la relación entre autor, texto y público’, sino también como algo que va más allá de la poesía. Y Mareva aceptó».Y así la voz de Mareva está en la colección. Y así Mareva se desnuda ante los lectores y les regala su verdad sin envoltorios: «Hace ya mucho que no creo en la poesía que se sostiene con las pajas mentales del lenguaje y, desde esos esquemas, construye una falsa profundidad cobijada en la idea de lo trascendente y solemne y bello. La quiero barriobajera y con faltas de ortografía, la quiero sucia y miserable, como lo humano, indigente y mezquina, como nosotros. No me interesa la estructura poética. Ni el verso cerrado. Ni el que nos salva de la mierda. No me interesa el universo estéril que se finge una selva y un parnaso, desde el sostén hueco y desalmado del lenguaje».Más claro y directo... imposible. Tampoco evita Mareva Mayo escribir sobre su particular relación con la literatura, tormentosa como ya se adivinaba en la carta a Eloísa Otero. «En realidad yo solo escribo por tristeza y carencia, por tormento. Si hubiera sido feliz, nunca habría abierto un libro para encontrarme con el alma de otros infelices dando razones y pistolas a mi infelicidad; si no me faltara un cacho de mí misma, nunca hubiera escrito. Viviría muy contenta buscando escarabajos de la patata, liebres, haciendo hogueras, hablando el lenguaje de los zorros y de los tejos... si hubiera tenido amigos —Peter Pan y Robin Hood— nunca me hubiera sentido sola y nunca hubiera tenido que buscar el sentido de la vida, en la nada ni en el otro lado de la luna».

La felicidad es otro de los conceptos que encuentran cobijo en el blog de Mareva y en el libro, en 'El velamen del desvelo': «Mi idea de la felicidad es regresar a lo profano y salvajede la niñez... al anticivismo, antisolemnidad, antiprofundidad, antirreligiosidad, antiliteratura, antimoral. Porque los niños son los que hacen la poesía. Los poetas son los que la han perdido y, en su quebranto y tormento, la escriben, pero no la encuentran. Porque la poesía solo se encuentra en la hoguera de los neandertales».

Nos cuenta Mareva que «siempre seré solitaria porque escribo» y, sin embargo, su relación con la literatura es, cuando menos, tormentosa, según va desvelando, a retazos. «Como escritora sufro el desdén del humo y la quimera. Porque la escritura es humo. Solo los actos son poesía. (...) Como escritora hago de mi vida un jodido drama solitario, una guerra, un eterno irreconciliable. Y se me escapan los pájaros cuando escribo sobre los pájaros, y se me escapan el amor y la vida cuando me detengo en ese subterráneo donde nace lo que se escribe».

- Y sin embargo, no puedo dejar de escribir. Porque me hace alquimia.
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