Marcha triunfal

¡Ya viene el cortejo!/ ¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,/ la espada se anuncia con vivo reflejo;/ ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Nuevas coronas y lauros en los ayuntamientos. Bastón de mando con empuñadura de plata labrada, banda de seda, medalla. Algunos bastones han llegado a las manos con facilidad, directos desde las urnas. Otros ha habido que buscarlos bajo el barro.

La coherencia es un ejercicio circense. De funambulismo. En una mano lo que se dijo, en otra lo que viene bien. Música y a caminar sobre el alambre tenso o flojo de los pactos. Titi-tiri-tiririri-tiri. Un pie y otro pie. Una inclinación hacia un lado, una torsión hacia otro y casi se ve el final. La red es el acta de concejal, que no se devuelve. El voto, tampoco. Los más hábiles se paran en mitad del alambre y hacen ejercicios malabares. Bolas naranjas saltan al aire y son atrapadas justo antes de caer.

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines,/ la espada se anuncia con vivo reflejo;/ ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.

Está bien que los partidos lleguen a acuerdos. Ahora toca más que nunca. Pero se me atragantan en aquellos que dijeron: «que gobierne la lista más votada, no queremos una coalición de perdedores». Las mismas bocas se abren ahora y de ellas sale ruido blanco. Titi-tiri-tiririri-tiri. ¿Qué decía antes? Ah, sí. La coherencia es un ejercicio circense. De funambulismo.

Es un buen momento para volver a Borgen, una de las mejores series que se han hecho sobre política. Como los daneses están muy acostumbrados a caminar sobre el alambre tenso o flojo de los pactos, resulta un buen espejo ante el que ensayar este nuevo espectáculo.

No estaría mal que nos pareciéramos a Dinamarca en otras cosas. Para eso no hay que olvidar que es un país en el que sus ciudadanos salen a manifestarse y hasta se ponen en huelga si se plantean bajadas de impuestos, porque son muy conscientes de que sustentan una buena sanidad, la educación y las pensiones y servicios públicos.

¿Y aquí? ¡Ya viene el cortejo!