Mantienen los 11 y 10 años de cárcel para la mujer y su cómplice en el 'caso del pegamento'

Las defensas denuncian una mala instrucción del caso y reclaman la absolución o, como máximo, penas por simulación de delito para ella y complicidad para él

ICAL
05/02/2020
 Actualizado a 05/02/2020
Entrada a la última sesión del juicio en León. | ICAL
Entrada a la última sesión del juicio en León. | ICAL
La Audiencia Provincial de León acogió hoy la tercera y última sesión del juicio contra Vanesa G. y Fernando V., acusados de simular un secuestro de la mujer por parte de su ex pareja, Iván, en octubre de 2026, cuando ella vivía en Fabero y supuestamente fue llevada a la bodega de la casa de su ex en Bembibre.

La fiscal mantuvo su petición de once años y seis meses de cárcel para ella y diez años y ocho meses para él, tanto por el falso rapto como por los correos electrónicos amenazantes que recibió ella en agosto del mismo año y que se atribuyeron a Iván. La acusación particular solicita la misma pena y eleva los 18.000 euros de indemnización que pide el Ministerio Fiscal a 30.000.

Por su parte, la defensa de Vanesa reclama la libre absolución de su representada y considera que no se le puede atribuir de una falsa denuncia ni una detención ilegal. Sí reconoce una simulación de delito, por la que cabría imponer una pena de seis a 12 meses de multa.

Tampoco cree que proceda una indemnización. Además, solicita que se apliquen las eximentes de obcecación, miedo insuperable y necesidad, dado el historial psiquiátrico y psicológico de la acusada, que tiene diagnosticado un trastorno de la personalidad (tipo Cluster B) desde hace más de una década.

El letrado de Fernando pide también que su cliente sea absuelto de ambos delitos y, subsidiariamente, plantea que se le pueda considerar responsable de complicidad, únicamente en lo que se refiere a los hechos del mes de octubre, dado que él reconoce que llevó a Vanesa a Bembibre en coche esa madrugada, pero aseguró desconocer sus intenciones.

Fernando declaró en el juicio que se limitó a hacer ese traslado, pero anteriormente sí había reconocido que maniató a Vanesa, tal y como ella le pidió cuando llegaron a Bembibre y antes de dejarla cerca de la estación de trenes de la localidad. Las dos defensas coincidieron en criticar el desarrollo de la fase de instrucción del caso, que el abogado de Vanesa, José Luis Pérez Vecino, calificó de «nefasto, con tantas irregularidades que no tengo folios suficientes para exponer».

A su clienta, dijo, «hace tiempo que se le ha condenado» por unos hechos que, dijo, «en su cabeza sí existían; sí temía por su vida». Precisamente el convencimiento de la existencia de ese temor por su integridad y por la de su hijo sería el que llevó a Fernando a llevarla a esa noche a Bembibre «por amistad. Siempre le decía que estaba aterrada y que las medidas judiciales impuestas a Iván no eran suficientes», argumentó el abogado del acusado, Ramiro Pacios.

La acusación particular incidió durante la presentación de sus conclusiones en que el daño infringido a Iván, que ingresó en prisión por el supuesto secuestro, es «irreparable» y vinculó el proceso a las medidas adoptadas contra él sobre sus hijas.

La fiscal fue contundente y durante una hora larga expuso sus razonamientos sobre unos hechos que definió como «muy graves». «Lo que mueve todo lo que hizo la acusada es conseguir que Iván fuera a prisión.

Era su plan y su objetivo» afirmó y añadió que dicho plan fue premeditado. «Hizo un relato de los hechos falso, con pruebas pre-constituidas, utilizó a los policías y al juez», apuntó; algo por lo que reclamó que se le achaque un delito de autoría mediata -el que se lleva a cabo a través de otro-. Tras la presentación de las conclusiones de las partes, el juez cedió el uso de la palabra a los dos acusados para una última intervención; oportunidad que ambos rechazaron.
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