Manos sucias

15/07/2021
 Actualizado a 15/07/2021
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Estoy leyendo un libro altamente recomendable (gracias Cris) llamado ‘Tierra de mujeres’ de María Sánchez, una escritora y veterinaria de campo. En uno de los capítulos expone un detallado argumentario sobre el porqué es importante recuperar la voz. La importancia de tener voz, de poder hablar, expresar, escuchar y transmitir. En definitiva, de libertad. Y hablar de libertad en el medio rural como voz autorizada no debe ser fácil. Eso que se ha quitado, arrebatado y arrancado: «¿Cómo apreciar lo que te rodea y asumirlo como propio si de por sí ya naces con una inferiorización dada si el propio sistema desprecia tu forma de vida? Nuestras abuelas lo llevan en la frente. Esconder las manos en los bolsillos de sus batas cuando llegan visitas de fuera». Y en lugar de ir ganando libertad la estamos perdiendo.Los datos son devastadores. El 34 % de los leoneses no tienen un centro de salud en su municipio. Eso dicen los datos oficiales. Los datos oficiales no especifican que si tienes la suerte de tener un consultorio en tu municipio (ojo que no un centro de salud) la administración (in)competente de turno durante meses decidió que no asistieran los profesionalessanitariosal consultorio. Y recalco consultorio, que no tiene los mismos medios que un centro de salud (sentencia conjugada en pretérito porque en el momento de escribir esta columna –como si de una premonición se tratase– los consultorios de varios municipios de León han vuelto a abrir. Un par de días a la semana, así que elijan cuándo ponerse enfermos) Si eres del medio rural, una población deshabitada y con discursos políticos que buscan –según dicen– llenar la España vaciada, tus derechos básicos son arrebatados sin pedir permiso ni perdón. El relato social asociado a lo rural ha pasado a borrarse, a arrebatarse. A ser siempre de segunda. Ese relato en el que te han inculcado taparte las manos sucias porque no es correcto (ni por supuesto elegante) tenerlas sucias de tierra.
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