14/12/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Llevo una temporada oyendo y leyendo sobre la manipulación informativa a la que se está sometiendo a las naciones occidentales por parte de los medios afines o pagados por el gobierno ruso. Con el diario ‘El País’ a la cabeza, no hay día en que aparezcan noticias en las que se culpa a los rusos de haber influido a lo loco en la elección de Trump, en la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea o en la crisis catalana, apoyando a los independentistas. Y acusan, sobre todo, a Rusia Today de ser el mayor instigador de toda esta conspiración. ¿El motivo? Rusia prefiere un occidente débil y desunido para así volver a dominar a Europa, o por lo menos a la Europa del Este. Uno entra todos los días en el portal de Rusia Today y lo único que puedo decir es que, si es así, los que lo hacemos y nos dejamos influir somos carne de majaril, siendo muy benévolo. Aquí mismo, en esta columna, lo comparé un día con Periodista Digital, el portal que dirige el berciano Alfonso Rojo, porque ambos dos dan, esencialmente, risa. No es posible que una persona con una cultura general media o media-baja, se tome en serio las noticias que publican los rusos o el leonés. Pero la campaña afirmando lo contrario está ahí, más presente que nunca.

Centrándonos en lo de Cataluña, que es lo que más nos puede llegar a interesar, mucho más tendenciosas y conspirativas fueron las noticias que dieron los maravillosos y respetables ‘The Guardian’, ‘The New York Times’ o incluso ‘The Washington Post’. El día de autos, el 1 de octubre, publicaron muchas fotos falsas o manipuladas y escribieron relatos aterradores sobre las cargas ‘salvajes’ de la policía española contra pacíficos ciudadanos que sólo intentaban votar en un referéndum; ilegal, por cierto. Y sus corresponsales lo hicieron sentados delante de un ordenador en una cómoda habitación de un hotel de Barcelona o en su casa de Madrid. Esos mismos ciudadanos a los que pegó con saña la ‘madera’, son los mismos racistas habituales que no paran de insultar al resto de los españoles, sobre todo a los andaluces y a los extremeños, llamándolos vagos, parias, ladrones, gitanos y gente de mal vivir. Son los mismos cretinos que confunden siempre la velocidad con el tocino y que no dudan en declararse ideológicamente de izquierdas y nacionalistas, como si ambos términos fuesen compatibles, que no lo son ni lo serán nunca. ¿Es o no manipulación lo que hicieron los citados diarios tenidos como los más serios y veraces del mundo mundial? ¿Es o no manipulación informativa lo que hacen diariamente la Sexta, la Cuatro, Televisión de Cataluña o Televisión Española cuando dan a las noticias su sesgo ideológico, expresión del pensamiento de su amo? Incluso en los periódicos de andar por casa, los de aquí, hay manipulación; evidentemente uno más que otro. ¿O no os fijáis que en las noticias del ‘decano’ es rarísimo leer una mala crítica a los actos y autos del Ayuntamiento de la ciudad? ¿Es que acaso el Ayuntamiento no hace nunca nada mal?, ¿es que es inmune a los desmanes o a las meteduras de pata, por otra parte tan normales en cualquier actividad humana?

Pero donde más se da la manipulación es en los periódicos deportivos, y en eso el Marca es la referencia. Llevan más de tres meses intoxicando con el tema de Kepa Arrizabalaga, portero del Athletic Club, y su fichaje por el Madrid, hasta conseguir, a lo que parece, que se produzca en el próximo enero. No dice uno que el chaval haya puesto de su parte, no; pero no es menos cierto que la presión añadida ha hecho lo suyo. ¿Quién, a los veinte años, es capaz de resistirse a los cantos de sirena sin estar atado, como Ulises, al palo mayor del barco? Esto ya ha sucedido antes, y sino que se lo pregunten a Canales o a Pedro León, con los que ocurrió algo muy parecido, y este verano con la caterva de chavales jóvenes que ha fichado el Real, sobre todo con el bético Ceballos. Es que el marca se pone a ‘informar’ y no informa, pontifica.

Pero el colmo de los colmos son las sucesivas campañas para apoyar a Cristiano en los Balones de Oro y en las bravatas que suelta de vez en cuando, como por ejemplo la última, cuando afirmó que es el mejor pelotero de todos los tiempos. Ya lo dijo Goebbels: repite una mentira mil veces y se convertirá en verdad. Porque Cristiano no es el mejor jugador de todos los tiempos; ni siquiera lo es del presente. Sí es, seguramente, uno de los mejores goleadores de siempre, pero eso no le convierte en un gran jugador. El Marca se erige como ‘la voz de su amo’, (Florentino Pérez), y dedica páginas y páginas para tratar de convencer a la gente que Cristiano, a parte de su descomunal ego, también sabe jugar al fútbol. Y, alguna vez, lo consigue, que es lo triste. Salud y anarquía.
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