31/07/2022
 Actualizado a 31/07/2022
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Cómo cambió el cuento. En mayo pasado el ladino presidente Sánchez –una lumbrera en decir una cosa y la contraria en cuestión de horas– empleó un lenguaje tan inimaginable como soez en el Congreso de los Diputados, la casa común de todo tipo de personajes, incluidos los que se pasan por la huevera lo que emana de la Constitución. En su respuesta a Cuca Gamarra, la portavoz de Feijóo –y nunca mejor dicho en estos momentos– en la Cámara Baja, tildó de mangantes al gobierno de Mariano Rajoy y, por extensión, al conjunto del Partido Popular. Mangantes, chorizos o rateros, que para el caso son sinónimos, afloran entre la mal llamada clase política –que de clase suelen tener muy poco últimamente sus señorías–, para desgarro de los españolitos de a pie.

Ahora, sin embargo, los socialistas Chaves y Griñán, los de los Ere en la tierra de María Santísima, nunca fueron unos mangantes. Al contrario. Fueron y son gente honrada e intachable. Unas hermanitas de la caridad que no se han llevado un céntimo de los casi 700 millones de euros que, por arte de birlibirloque, se emplearon en cuestiones ajenas para los que estaban destinados. Pero ellos dos, almas cándidas donde las haya, no son unos mangantes, sino cabezas de turco de una operación fraudulenta que se tornó respondona, cuando la jueza Mercedes Alaya –luego apartada del caso– empezó a investigar la trama. Transcurridos más de diez años, los ha dejado con el trasero al aire. Uno, inhabilitado, Chaves, y el otro, Griñán, con un fallo –la sentencia se conocerá después del verano– de seis años de cárcel. Pero que no, que no mangaron. Ni ‘mijita’, que dicen por Andalucía. Mangaron otros –que también, por cierto, eran del PSOE– por lo que al dúo implicado en el complot de la mangancia puede aplicárseles –según sus correligionarios-–aquello de que pagan justos por pecadores. Demencial. El tergiversador Sánchez lo ha subrayado tensionando las mandíbulas. O apretando el culo, vaya usted a saber.

Se mire con el color que se mire, es vergonzoso que los socialistas, tan puros y castos como el trigo sin moler cuando les interesa, pretendan tomar a los españoles por idiotas. O por retrasados, que es peor. Pero cuanto más mienten y manipulan, más se autodestruyen. Después de casi cuatro décadas haciendo y deshaciendo a su antojo desde el Palacio de San Telmo –bellísimo edificio sevillano, por cierto–, les han echado a patadas del Parlamento andaluz por magantes. Sí, por mangantes. Como suena. Las urnas hablaron el 19 de junio y los dejaron poco menos que sin plumas y cacareando, cual corresponde, señoras y señores de la sala, a quienes mangan. ¿‘Capichi’, presidente Sánchez? En el PSOE, y lo sabe ‘su persona’, también hay mangantes.
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