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Maneras de reivindicar

22/02/2021
 Actualizado a 22/02/2021
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En esta España nuestra donde cada día ocurren cosas de lo más asombroso y peligrosamente parecidas a los antecedentes que hay al otro lado del charco, es probable que no debiera sorprendernos que haya gente que sale a la calle para defender a un delincuente por estar encerrado unos años, mientras que esos mismos que hoy se manifiestan no musitaron una sola palabra cuando la mayor parte del país estuvo tres meses encerrado en casa.

Mire, no me diga que estoy comparando la manoseada libertad de expresión con la salud porque a estas alturas de la película ese argumento ya no cuela. O no debería colar, salvo que optemos por ser el clásico sujeto que se traga ocho horas diarias de televisión y no tiene más amplitud de miras que lo que allí le cuentan. En ese caso, se acabó el debate porque tampoco es cuestión de perder el tiempo.

Volviendo al tema de las manifestaciones, alguno dirá que puede discutirse si estos hechos merecen cárcel o no, pero poca duda cabe de que son unas cantinelas despreciables e indeseables en cualquier sociedad civilizada. Y detrás está el historial de antecedentes, que ahí están.

Lo que resulta indignante, además de los saqueos de negocios, de los destrozos y de las agresiones a las fuerzas del orden, es tener que estar aguantando estos actos vandálicos que ponen como excusa una película de guión miserable y ya le avanzo que si se produce una muerte lo usarán como mártir para seguir justificando su manera de actuar. Y los que echan leña al fuego, tan contentos calentándose al brasero mientras se va haciendo cenizas España.

Ya le he dicho varias veces que la culpa de esto la tienen los derechos. Sí, los que esgrime buena parte de la ‘generación derechos’ para razonar cada operación mientras se pasan los días y las semanas sin dar un palo al agua porque sus padres se lo dieron todo hecho, en el colegio nunca supieron que hay obligaciones y que la recompensa necesita un esfuerzo, y saben que siempre estará el gobierno –socialista o comunista, eso sí– para darle una paga acorde a su holgazanería.
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