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Manchester-Vigo-Cistierna

01/06/2020
 Actualizado a 01/06/2020
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La tía Erótida me habría dicho que el «el hombre propone y Dios dispone» y seguidamente, por no meternos con Nietzsche habríamos criticado a Yuval Noa Harari que, precisamente, primero dice que somos nosotros esos dioses que han vencido a la peste y luego que hay que tener cuidado con los recortes de derechos y libertades públicas en nombre de la sanidad.

Para aligerar un poco la tertulia le habría recordado aquellas pioneras de las despedidas de soltera que eligieron Mansilla de las Mulas para la farra prematrimonial al hilo de otras pobres cuitaditas que han visto como el Covid-19 ha rebajado las pintas que pensaban trasegar en Manchester con la novia vestida del Liverpool, de flamenca y de algo indefinido pero repleto de diversos atributos colganderos. Con el cierre de fronteras el destino resultó inviable, pero no los disfraces, que bien los podría lucir en Vigo, en este caso con la equipación del Deportivo primero y de percebeira después, aunque con otras capturas fantasiosa y desagradablemente emparentadas con los crustáceos. Abel Caballero habría considerado que cambiar Manchester por Vigo es dar un salto, pero el estado de alarma volvió a torcer los planes de la postrer gran correría de la homenajeada.

Tuvo que llegar el recurso a la casa rural. En Cistierna, sin pintas, sin percebes, de fin de semana en lugar de cinco días, con barbacoa, el Pictionary, tuppersex, un descenso en Kayak y mucho gel desinfectante, en consonancia con la nueva normalidad. Pero la reserva todavía no está efectuada no vaya a haber otro brote y haya que seguir desescalando y la juerga del siglo se quede en un café torero de domingo en una terraza al 75% de Barrio Húmedo.

Al final, el plan ha pasado de tentar una rocambolesca historia candidata a un breve en el Daily Mirror a un chafardeo en esta columna. Así son los caprichos de los dioses con los caprichos de los mortales. Y yo agradecido.
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