29/01/2023
 Actualizado a 29/01/2023
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El mamarrachismo, la vanguardia más lucérrima de este siglo, le quitará las pocas telarañas que le quedan a León de la mano del dúo musical Ojete Calor el uno de abril. Y allí estaremos los viejóvenes locales para petardear (y soltar algún erupto de extranjis) si el tropel de nefríticos, hiatos y fístulas se inhibe gracias al par de cucharadas de própolis que nos ha recetado un homeópata amigo.

Después de la exitosa gira ‘Pena de bofetón que no te dieron a tiempo’ llega ‘Mariquitas, Gitanos, Gangosos y Suegras’ para darnos cañorra y polémica. Porque los picarones de Carlos Ojete y Aníbal Calor justo la anunciaron a la vez que Madonna presentaba la suya de celebración de cuarenta años de carrera. Y claro, eclipsaron a la rubiasca, que no saca nada bueno desde aquella versión con calentadores de una de la Terremoto de Alcorcón. ‘Con Loli’ creo que se llamaba el tema original.

Cruzo los dedos para que nada me impida ir al concierto de estos mozalbetes barbudos, que ya se me escaparon en dos ocasiones, un doblete en La Riviera hace cuatro años con todo vendido y un supershow en el Wizink hace poco por indisposición, cuya entrada quise revender con usura para comida de mocos. Al final hube de avenirme a traspasarla por Ticketswap a precio de mercado intervenido, precisamente ahora que las promotoras campan como tiburones en ‘Tiburón’. Me quedó el consuelo de que la compi con la que iba a asistir me surtió en directo de vídeos de los mamarrachos y su cohorte de mocatrices, gente guapa y ajada a la que espero ver en abril a veinte euros anticipada, precio menú gasolinera de Adanero.

Siempre recordaré los inicios de mi idilio con los subnopopers. Los veía en Youtube con un colega mezquincillo, admirador del Fary, en su piso decorado con botellas de cerveza barnizadas en polvo adhesivo. Nos tomábamos allí la primera antes de salir, y otras tantas si tenía que convencerle de que colgase la chilaba ventilahuevos con la que se adornaba en casa. Allí me aprendí ‘Qué bien tan mal’, ‘0,60’ y ‘Opino de que’ (rodada en el Camping Cuenca).

No me quiero poner serio porque se me pone cara de gilipó, pero no sería justo silenciar que este duazo es la prueba viviente de que la incorrección política es posible, que lo de la política de la cancelación es una gilipollez, que toda la vida hubo puritanismos y vetos y censuras y los culeros estos se los pasan todos por el forro (de la combi).

Musicalmente podemos esperar bases maquinerillas (como las que Chimo y Technotronic van a soltar en el mismo Palacio de Exposiciones unas semanas antes) para que la zapatilla no descanse. Y si quieren baladas, ahí estará ‘Morreo’ para babosear a gusto. Vayan en tropel, con todos sus gases. Y hagan lo que yo, que, aquí y ahora, me declaro mamarracho.
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