Malos tiempos para los 'pachachos'

23/03/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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Reconozco no tener un sentido del humor considerado por la media como habitual, pero no por ello estoy dispuesto a que se me condene por ello. Y me explico.

Vienen los últimos meses revueltos y candentes en el famoso y para mí ridículo debate sobre los límites del humor, como si se pudiera o se fuera a legislar sobre lo que le puede hacer gracia a uno o hasta dónde y de qué está permitido reírse.

La semana pasada la Revista Mongolia era condenada a pagarle 40.000 euros a José Ortega Cano por anunciar uno de sus shows con un cartel en el que se aludía al nunca mejor llamado ‘exmatador’ con una broma tan poco graciosa que hasta ofende que una publicación que se ha metido con casi todo el mundo acabe denunciada por semejante chiste.

Pero claro, a ese señor le pareció "ofensivo y de mal gusto", a la vista motivo más que suficiente para que un juez te condene. En unos tiempos en los que lo políticamente correcto y el cogérsela con papel de fumar dirigen buena parte de la sociedad, cabe replantearse si el humor y la sátira tienen cabida incluso dentro de la libertad de expresión.

Porque de ofendidos está el mundo lleno y casi cada cosa que salga de la boca de cualquier persona encontrará a alguien al que le parezca tremendamente ofensivo. Para cada uno queda lo le leí el otro día al humorista americano Ricky Gervais: "Si no crees en el derecho de alguien a decir algo que consideres gravemente ofensivo, es que no crees en la libertad de expresión".
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